El gobierno de China ha desplegado un gran número de funcionarios paramilitares en un estadio en la ciudad limítrofe de Shenzhen, a las cercanías de la frontera con la ciudad semiautónoma de Hong Kong, donde en los últimos tres meses se han realizado protestas masivas en defensa de la democracia.
De acuerdo a testigos, así como reporteros en el lugar, la presencia de los oficiales de la Fuerza Policial Armada del Pueblo, equipados con escudos y bastones, tiene el fin de “enviar un mensaje” a los manifestantes hongkoneses a un día de que finalizaran en fuertes enfrentamientos las sentadas pacíficas en el Aeropuerto Internacional de Hong Kong.
En el estadio, además, se encuentran estacionados múltiples vehículos semimilitarizados.
A pesar de que las leyes de Hong Kong contemplan la posibilidad de petición de asistencia militar a la China continental a través de la Armada de Liberación del Pueblo Chino, en caso de ser necesario restituir el orden público y para socorro en caso de desastres, tendría que justificar muy bien sus motivos.
Y esta opción, de acuerdo al profesor de leyes y antiguo decano de la facultad de derecho de la Universidad de Hong Kong, Johannes Chan, solo puede ser invocada en “circunstancias extraordinarias que están más allá de las capacidades y el control del gobierno de Hong Kong”.
“No creo que hemos llegado todavía a ese escenario”, aclara Chan.
El despliegue de fuerzas paramilitares del gobierno de Xi Jinping llega en medio de una fuerte crisis política en la ciudad de Hong Kong, tras la presentación de una ley de extradición que, de acuerdo a defensores de los Derechos Humanos, amenazaba con intimidar, silenciar y procesar a todo opositor al régimen de la República Popular de China.
El proyecto de ley fue desechado poco tiempo después. No obstante, a once semanas desde el inicio de las manifestaciones, las mismas no han cesado, pues las peticiones del pueblo de Hong Kong se han expandido tras las fuertes represiones policiales a sus ciudadanos.
La situación en la ciudad china ha escalado en varias oportunidades y, aunque no hay manifestantes fallecidos, muchos han terminado gravemente heridos por la desproporcional respuesta de las fuerzas de seguridad, por lo que Naciones Unidas instó al gobierno hongkonés a actuar con restricción y apego a las leyes internacionales.
El presidente estadounidense, Donald Trump, asimismo, se pronunció más recientemente e invitó a su homólogo Xi Jinping a una reunión para dar solución a la crisis en Hong Kong, centro económico de China.
I know President Xi of China very well. He is a great leader who very much has the respect of his people. He is also a good man in a “tough business.” I have ZERO doubt that if President Xi wants to quickly and humanely solve the Hong Kong problem, he can do it. Personal meeting?
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) August 14, 2019
Trump, asimismo, afirmó que Xi Jinping podía “solucionar el problema de Hong Kong rápida y humanamente” y vinculó la futura respuesta del gobierno chino con una posible resolución de la guerra comercial con Estados Unidos.
Al respecto, Trump twitteó:
“Se están perdiendo millones de trabajos en China hacia países sin aranceles. Miles de compañías se están yendo. Por supuesto, China quiere alcanzar un acuerdo. ¡Dejémosles primero solucionar humanamente lo de Hong Kong!”