No hay lugar a dudas que el tema del aborto es un asunto polémico y controversial que podría desatar  discusiones álgidas sin llegar a ningún tipo de consenso entre  los interlocutores más civilizados de una conversación, que en sus inicios quizás resultaba amena.

Esto es porque cada quién se fija una posición e idea diferente en cuanto a cómo percibe la decisión de una persona de interrumpir un embarazo. Muchos están en contra, otros a favor,  y es que la razón por la cual se convierte en un tema controvertido es que simplemente es un dilema moral.

Este artículo no fue hecho para predisponer, satanizar, discriminar, crear prejuicios o emitir juicios condenatorios hacia aquellos que de una u otra forma se han visto inmersos en este dilema tan difícil como lo es el aborto.

Más
bien es dar a conocer a manera informativa los aspectos y argumentos de
relevancia que conciernen a estos dos diferentes puntos de vista en los
que se ponen de manifiesto disyuntivas morales y sociales que tratados
objetivamente no explican a ciencia cierta o a profundidad la esencia real del aborto.

 


El Aborto ¿representa una verdadera solución?

Ahora bien, definamos en sentido amplio el aborto, como la interrupción de un embarazo, en donde se impide el crecimiento y desarrollo del embrión en forma súbita, sin permitirle llegar a la madurez fetal. Se realiza fundamentalmente durante los tres primeros meses de embarazo.

 

Cabe destacar que hay dos tipos de aborto:

Espontáneo: Ocurre cuando la persona sufre una pérdida por causas naturales, es decir el feto es expulsado abruptamente por razones de salud de la mujer o por otros factores de riesgo como por ejemplo la edad.

– Inducido: Es un procedimiento que se  realiza en forma consciente y voluntaria, puede ser por la vía médica o por cuenta propia. Generalmente, se pone en riesgo el bienestar y hasta la vida de la mujer.

Acá nos estaremos refiriendo al aborto inducido, por tratarse del que más genera disconformidad y debates inconclusos entre las personas.

La tendencia mundial, en los países donde la práctica del aborto es legal, busca suavizar y humanizar el término «aborto» generalmente asociado a lo ilícito, negativo, malévolo, y para los más dogmáticos y religiosos hace alusión al pecado.

Esta acepción ha cambiado a «Interrupción Voluntaria del Embarazo» tratando de volcar las ideas apegadas a la palabra aborto hacia un análisis más humanizado de este hecho social  complejo en donde intervienen la  libertad de decisión de las mujeres, su autonomía, ética, y sus derechos humanos relacionados a la sexualidad y la reproducción.

Son muchos los países en donde el aborto es un delito, es decir, está penalizado, aplicándoseles diversas sanciones a los involucrados en este tipo de acciones, lo que trae como consecuencia que muchas mujeres se sometan a prácticas clandestinas ilícitas y peligrosas para la integridad física femenina.

Es curioso, pero según la Organización Mundial de la Salud las probabilidades de que una mujer pierda la vida o ponga en riesgo su salud ante un aborto inducido en aquellos países en donde recibe la debida asistencia médica son muy bajas.

Abortar es una decisión muy personal, individual que conlleva responsabilidades, cada quien  sabe lo que es mejor para sí mismo, solo recomiendo asesorarse bien, buscar información, educarse sobre el tema, porque de ello depende tu salud y bienestar no solo física sino también mental y emocional.

Porque cada quien tiene sus motivos particulares para tomar esta trascendental decisión. Entre las causas más comunes resaltan:

* La mujer no se siente lo suficiente preparada para tener hijos.

* El embarazo podría repercutir en su salud

* Predisposición genética a anomalías congénitas y no se siente segura de que su hijo nacerá normal.

* Embarazo producto de violación o incesto.

* Quieren ofrecerle lo mejor a los hijos ya concebidos.

* La pareja no es la ideal para concebir un bebé de ella.

* La vida profesional y las metas por lograr impiden tener un bebé y la mujer no está dispuesta a sacrificarse.

La decisión de inducirse un aborto no quiere decir que la mujer no puede tener más hijos, tampoco que rechaza a los niños y no siente amor por ellos, es solo que no considera que están dadas las circunstancias para afrontar la responsabilidad de la maternidad.

Eso sí, antes debes hacer una reflexión exhaustiva acerca de cómo te sientes ante esta decisión y si estás segura de dar ese paso. Toma en cuenta todos los elementos inmersos en esta situación como lo son: el entorno familiar y social, tu seguridad,  tus metas, tu salud fisica y emocional, tus valores y creencias personales.

Sólo tú y nadie más conoce lo que está pasando contigo, sólo tú manejas tu realidad y la vives a profundidad, sólo tú sabes lo que más te conviene a ti y tu familia, los demás están viendo las cosas detrás de la barrera, y no están al tanto de lo que ocurre en tu vida. Soló tú sabes desde lo más profundo del alma si deseas un aborto o no.

Toma en cuenta estas consideraciones antes de tomar cualquier decisión

* Busca el apoyo de tu familia, amigos, y de la pareja, y si es posible de un especialista en orientación, sociología o psicología. Muchos de ellos los consigues en centros gratuitos de planificación familiar.

* Visualízate en el futuro en ambos casos: tomar o no la decisión de abortar. Este ejercicio te permitirá conocerte mejor.

* No permitas que nadie te presione para tomar la decisión.

* Toma en cuenta tus creencias religiosas, valores y principios, ya que estos pueden influir en tu forma de pensar e impactar significativamente en tu salud mental.

* No tomes la decisión en forma improvisada, tómate tu tiempo para elegir qué es lo que realmente quieres en el futuro.

El Aborto ¿en contra o a favor?

Definitivamente este tema despierta pasiones en unos y furias en otros, los  que están a favor aceptan el hecho de que la mujer decide sobre su cuerpo y aprueban el aborto inducido como una opción viable para evitar la muerte de mujeres por causa de abortos sin seguridad.

Los que están en contra plantean el derecho a la vida y el respeto a ésta por encima de cualquier motivo que contribuya a cercenarle el privilegio de nacer a un ser en proceso de gestación.

En el pasado muchas damas se suicidaban o se autoproducían el aborto, e incluso contrataban los servicios de inescrupulosos abortistas sin las debidas medidas sanitarias, debido a un embarazo no deseado, porque la sociedad extremista de la época repudiaba cualquier acto considerado lascivo, indebido o inmoral como por ejemplo un embarazo concebido fuera del matrimonio.

En la actualidad, muchos países le han otorgado caracter legal al aborto considerándose la opción del aborto médico como garantía de la vida de la mujer en estado de gestación. Pero para nadie es un secreto el impacto psicológico de esta práctica en la mayoría de las mujeres al decidir sobre la vida o la muerte.

Aunado a ello, los sentimientos encontrados ante un embarazo que no se quiere y un aborto que se detesta. Este dilema moral en donde se mezclan una serie de factores culturales, sociales y religiosos  no determinan un consenso en la población sobre si el aborto está bien o está mal, a pesar de que la mayoría opina que es una decisión particular de la mujer.

Mientras unos se ponen a favor de la mujer y sus necesidades, negándo la condición de ser humano al embrión y otros a favor de los derechos del feto, considerando en forma categórica el aborto como un acto criminal, continúa el dilema ético.

Los primeros se incluyen en el grupo «pro-elección» y los segundos «pro-vida», lo cierto es que ambos bandos suponen tener la verdad absoluta, estar en lo correcto sin otra alternativa que la convicción de estar en la posición triunfadora, lo contrario sería romper con sus esquemas mentales fijos y principios básicos de vida.

Estudios recientes sostienen que las mujeres que abortan en un entorno social que acepta esta práctica y reciben el apoyo de familiares y amigos, sufren menos los efectos colaterales o impactos psicológicos que terminan como depresión, ansiedad, inseguridad, estrés, remordimientos, sentimientos de culpa, entre otros…

Tanto madres con la frustración de concebir un hijo no deseado como los niños que sufren por ser rechazados al nacer por parte de sus padres, conllevan daños emocionales.

Sin embargo, a pesar de que la medicina ha avanzado vertiginosamente en cuanto al tema del aborto, muchos médicos y enfermeras apegados aún al principio de la vida se niegan a practicarlo.

En este sentido los hombres también se sienten impotentes y hasta frustrados al no poder formar parte de la decisión de abortar, siendo la maternidad exclusiva de las féminas.

Para concluir, si bien es cierto que el aborto rompe con nuestra estructura de pensamiento, ideas preconcebidas y nuestra filosofía de vida convirtiéndose en un dilema social se nos presenta una gran ambiguedad entre respetar la condición de la mujer y su derecho legítimo a elegir y reforzar el respeto por la vida humana.

 

 

 



 

 

 

 

 

 

 

 


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