Angela Merkel, canciller alemana, se sentó este jueves, 11 de julio, durante una ceremonia de bienvenida a la primera ministra danesa, un día después de sufrir temblores durante otra recepción oficial, su tercer brote de estas características en tres semanas.

Merkel recibió a la primera ministra, Mette Frederiksen,  a su llegada en vehículo a la Cancillería y juntas caminaron hasta las sillas colocadas frente a la orquesta, donde tomaron asiento para escuchar seguidamente los himnos de Dinamarca y Alemania.

Merkel, que el próximo 17 de julio cumplirá 65 años, no mostró señales de sufrir temblores y sonrió ampliamente.

La canciller sufrió el miércoles un nuevo episodio de espasmos, el tercero, durante el recibimiento con honores militares del primer ministro finlandés, Antti Rinne.

Poco después, Merkel aseguró durante una rueda de prensa conjunta con Rinne que se encuentra “muy bien” que estaba “trabajando” en un brote de temblores que sufrió por vez primera a mediados de junio, pero insistió en que está bien y que “tal y como ocurrió un día, desaparecerá”.

Incluso, achacó este nuevo episodio a que todavía está procesando el que le sobrevino el 18 de junio durante el recibimiento con honores militares al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.

Me encuentro muy bien. Ya dije recientemente que todavía me encuentro en una fase de procesamiento del incidente de los honores militares con el presidente Zelenski. Aparentemente no está finalizado del todo, pero hay progresos y tendré que vivir con ello un tiempo, expresó e insistió que no hay de qué preocuparse.

Por otro lado, debemos recordar que luego del segundo  episodio de temblores una semana más tarde durante un acto público en el palacio de Bellevue la canciller detalló, en una rueda de prensa durante la cumbre del G-20 en Osaka, que se encontraba bien y que no tenía “nada particular de qué informar”.

Me encuentro bien. Estoy convencida de que de la misma manera que esta reacción hizo su aparición, también volverá a desaparecer, puntualizó entonces al referirse a un posible factor psicológico.

Una mujer con resistencia 

Merkel concurrió a las últimas elecciones en 2017 con la promesa de mantenerse en el cargo cuatro años más si las fuerzas y la salud se lo permitían. Lleva tres mandatos y medio, catorce años, al frente de la cancillería.

En todo momento se ha mostrado bien de salud, física y psíquica, y es conocida su resistencia y firmeza en las negociaciones. El record de resistencia lo tiene en la discusión que mantuvo con Putin, en febrero de 2015, sobre la tensión en el este de Ucrania, durante 17 horas seguidas.

La canciller fue sometida a una operación de rodilla en 2011 y a otra intervención en 2014 tras un accidente de esquí y en ningún momento estuvo de baja, sino que trabajó en su casa durante la recuperación.

Ahora, la preocupación sobre el estado de salud de Merkel crece en medio de la grave crisis de la Gran Coalición entre democristianos y socialdemócratas, por los fuertes retrocesos de ambos partidos y por las discusiones internas.

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