Desde letreros prohibiendo el uso de baños a gente de color, hasta horcas guindando en las oficinas, son algunas de los actos racistas que se pueden ver en esta planta.

Una planta ensambladora de General Motors, ubicada en Toledo, Ohio en los Estados Unidos, tiene más en común hoy en día con un campo de concentración nazi, que con el estereotipo de plantas que se dedican a este tipo de labores.

Letreros para prohibir el uso de los baños a personas de color, insultos racistas e inclusive horcas en las oficinas con el fin de intimidar, estas son solo algunas de las cosas que Marcus Boyd, supervisor de la planta, junto a otros ocho empleados de raza negra han tenido que soportar en esta planta, razón por la cual, han decidido demandar.

Según cuenta Marcus, desde el primer día que empezó a trabajar allí notó que había una atmósfera tensa y fría hacia él y otros empleados negros, insultos tales como «monos» o «regresen a África» estaban a la luz del día. Sus subordinados no le prestaban atención e inclusive se les advertía que el padre de uno de sus subordinados era miembro del Ku Kux Klan.

Marcus, cuenta que cuando la situación empezaba a escalar con los pasantes negándose a seguir sus ordenes y llamándole «Nigger», un insulto intolerable para la gente de color, reportó esta situación hacia los gerentes y estos en cambio solo le recomendaron que se encargara de la situación y les hiciera ver que su comportamiento estaba mal, pero esto apenas fue el comienzo.

Un empleado llego a decir: «en aquellos días, te cavaríamos una tumba», de nuevo Boyd reportó la situación y esta vez la respuesta que obtuvo de los gerentes fue que olvidara ese asunto si de verdad quería llevarse bien con los empleados.

Una cosa que Marcus notaba, era que sus subordinados lo llamaban «Dan», diminutivo para Daniel, al igual que lo hacían con  otros empleados de color; en principio pensó que simplemente lo hacían por el hecho de no querer aprender sus nombres, pero posteriormente descubrió que era una abreviatura para «Dumb As Nigger» (Tonto como un Nigger).

La situación siguió empeorando y cuando tuvo una discusión con un empleado acerca de un permiso de vacaciones, este lo amenazo con una llave mecánica, fue la primera vez que Marcus sintió miedo por su integridad fisica, desde ese día cuenta que empezó a rezar por su vida. Luego empezaron a aparecer las horcas y revistas de armas en su oficina, este fue el punto en que no pudo soportar más.

Posición de General Motors

La empresa al día de hoy no ha hecho una declaración formal sobre lo que se formula en esta demanda, solo se ha limitado a publicar un articulo sobre acoso laboral en el diario que circula en la planta.

En su postura declaran que cada semana se cierra la planta para celebrar reuniones de entrenamiento y que el acoso y la discriminación no son practicas permitidas en la filosofía de la empresa.

También se cambiaron las horcas por cadenas, y los empleados en su defensa dijeron que se trataba de un nudo que usan los operadores para atar las lineas de ensamblaje

General Motors no ha podido identificar a los empleados que pudiesen haber colocado las horcas, así que nadie ha sido despedido por estos incidentes, pero en cambio si ha admitido que ha desechado personas en busca de empleo en la localidad, por sus posturas discriminatorias y racistas durante las entrevistas.

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