En el aeropuerto internacional de Cancún se estaría “torturando” a migrantes venezolanos a través de detenciones ilegales y tratos infrahumanos, de acuerdo a un testimonio de un joven venezolano residenciado en Chile que viajó a esta ciudad de la península de Yucatán para asistir a un evento.

El joven, quien trabaja como modelo, contó al periodista venezolano Sergio Novelli que apenas llegó a la ciudad mexicana le prohibieron el ingreso y le llevaron a una habitación donde fue obligado a entregar sus pertenencias, incluyendo su ropa, para luego ser trasladado nuevamente a otra habitación en un segundo terminal.

De acuerdo a este joven, cuyo nombre es Carlos Sánchez Aular, apenas ingresó a este “cuarto de torturas”, fue abordado por varias personas que, como él, se encontraban detenidas.

Sánchez Aular detalla que se trataba de unas 70 personas que se identificaron ante él como venezolanos. Además, entre los detenidos había unos 10 niños y niñas, en ropa interior, quienes eran maltratados y desasistidos, y quienes pasaban frío por las bajas temperaturas en la habitación debido al aire acondicionado.

El joven de 23 años le relata a Novelli que una de las señoras con las que habló en la habitación en Cancún le contó que había vendido su casa en Venezuela y obtenido 10.000 dólares de esta transacción para poder irse a México, pero que ese dinero se lo robaron las autoridades del aeropuerto cuando la detuvieron.

Esta señora, asimismo, le habría contado que su hijo menor de edad fue agredido verbalmente por los oficiales de inmigración.

En este sentido, el joven especuló que el trato a los venezolanos en el aeropuerto de Cancún se podría tratar de un “complot” entre el gobierno de López Obrador y el régimen de Nicolás Maduro para hacer regresar a los venezolanos a su país, y es que Sánchez Aular relata que el oficial del aeropuerto le dice que en Venezuela estaría mejor, pues ahí tendrían todas sus comodidades.

“¿Ustedes quieren seguir pasando trabajo?”, cuenta Sánchez Aular que le dijo el hombre del aeropuerto. “En Venezuela no hay ninguna dictadura; en Venezuela hay medicamentos, en Venezuela hay comida”.

“Cuando te das cuenta, es parte del gobierno todo lo que estábamos viviendo allí. Era como una alianza [para] torturarnos como para regresar a Venezuela, no salir más”, expresó el joven.

No obstante, el joven cuenta que cuando habló con el oficial que lo trasladó a esta habitación y le informa que él está residenciado en Chile y tiene documentos de identidad como ciudadano de esta nación suramericana, la situación comenzó a cambiar para él.

El oficial se habría puesto visiblemente nervioso al comprobar que efectivamente Sánchez Aular contaba con cédula chilena, por lo que lo habría dejado salir, no sin antes amenazarlo.

“Mira, te vamos a regresar a Chile”, le habría dicho el hombre a Sánchez Aular. “Pero la cuestión está en que tú nunca hables de lo que viste. Tampoco de lo que escuchaste, nunca pasó esto. Inclusive, si tú llegas a hablar de esto te voy a colocar en el pasaporte una ‘alerta migrante’ para que no te dejen entrar en varios países”.

Migrantes venezolanos caminan hacia Lima, Perú, por la autopista Panamericana.
Migrantes venezolanos caminan hacia Lima, Perú, por la autopista Panamericana. | AP.

El testimonio de Carlos Sánchez, a través del periodista Sergio Novelli, llega en medio de los diversos casos de xenofobia que se han registrado en Perú debido al auge de la migración venezolana en la región latinoamericana como consecuencia de la crisis humanitaria en Venezuela.

De acuerdo a la ONU, desde el 2015 más de 4,5 millones de venezolanos han abandonado su país con el fin de buscar una mejor vida. Se estima que para finales de este año, esta cifra habrá aumentado hasta más de 5 millones, de acuerdo al informe Tendencias Globales del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).

En México, de acuerdo a cifras del Instituto Nacional de Inmigración (INM), el número de venezolanos que se establece en el mencionado país aumentó en un 114 % desde el 2015. Este porcentaje solo toma en cuenta a los residentes legales.

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