De un sentimiento a una realidad

En estas fechas donde el volumen de venta aumenta, los negocios incrementan sus ganancias, explotan las «ofertas» y todos estamos al pendiente de los intercambios de regalos en nuestro núcleo social, entra en juego un nuevo significado.

¿Con quién realizamos estos intercambios si nuestros seres queridos están lejos?

¿De quién será la cara de alegría que veremos, si nuestros sobrinos, primos y hermanos pequeños están lejos?

¿Con quién compartiremos la cena de noche buena?

Es una realidad que viven actualmente los venezolanos, debido al éxodo masivo de su población, muchas familias han sido separadas, en mi caso, desde hace más de dos años estoy separada de una gran parte de mi familia.

Ya no veo esa ilusión en la cara de mis sobrinas al hacer la carta de Santa, no puedo hacer mi torta de galleta para despertarlas, ver su emoción al abrir sus regalos. 

Y saben que es lo peor, que no son las únicos miembros de mi familia que están fuera, la mayoría de mis sobrinos, que hoy en día ya son unos hombres, se encuentran en otro país buscando un futuro para ellos. Mi mamá hace unos meses se fue del país para obtener la paz y calidad de vida que se merece. Si les soy sincera, todos los días la extraño, y estas fechas en particular aún más.

Es una realidad generalizada



El 80% de las familias venezolanas pasan por la misma situación, veo a diario como mis amigos, mi novio y mis compañeros de trabajo viven extrañando a esas personas que emigraron y por varias razones no pueden visitar a sus familias en Diciembre.

Veo como las amistades mas cercanas a mi novio hoy no están para hacer sus respectivos rituales masculinos de la fecha, con sentimiento veo su cara al saber que sus hermanos tampoco se encuentran en el país, que sus domingos dejaron de ser ruidosos y ahora un silencio lo invade.

Si me tiene a mi, juntos pasamos la fecha con la mejor de las actitudes, esta su padre y su abuela, y dentro de todo no es malo. 

Aquí es donde la navidad deja de ser navidad

Pero por que soy tan negativa, pensarán ustedes, y déjenme aclararles  que dentro de todo este sentimiento negativo, siempre logramos ver lo bueno de las cosas, somos felices por que nos tenemos cerca, por que aún y la grave situación económica que atravesamos, logramos tener esa cena donde compartimos con la familia que aún tenemos cerca, que quizás  esas épocas doradas, en estos momentos no afloren, pero somos afortunados de lograr lo que quizás otras familias no hayan logrado este 25 de Diciembre.

Que sé que en Caracas hay una niña que llora la muerte de su padre, por que unos asociales le arrebataron la ilusión de compartir una muñeca junto a el. Sé que muchas personas a duras penas pudieron tener una comida completa y aún así le dan gracias a Dios por esa bendición.

Sé que muchos niños no obtuvieron los regalos que deseaban, pero son felices con tener a su lado a un miembro de la familia que los apoye y juegue con ellos.

Déjenme decirles, que nosotros los venezolanos, así como sucedió   en Salvador, en Cuba, en Guatemala y en Uruguay, seguimos de pie luchando cada día por superar los obstáculos que  se nos presenten. Por que nuestra constancia y tenacidad está anclada a la tierra que pisamos, y aún cuando la navidad deje de ser navidad, seguimos siendo jocosos, ruidosos y amigables.

Gracias a la tecnología



Gracias a estas herramientas podemos ver a través de una pantalla  a todos nuestros amigos y familiares lejos, que somos una fuerza que no puede ser abatida y que quizás hoy sea un mal día, pero mañana el sol saldrá y con ella se renovaran nuestras esperanzas y ganas de luchar por un cambio en nuestra situación actual.

De corazón les deseo la mejor de las fiestas y así solo tengas una arepita, recuerda que para que antes que el sol salga la noche siempre es más oscura.

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