Neil Armstrong dio un gran paso para la humanidad, pero no tanto como el que dio Cristobal Colón llevado por sus ansias de abrir una ruta navegable hasta las Indias Orientales.
Quizás muchos, y con razón, lo vivan como un hecho reprochable para su abolengo cultural.
La cuestión del descubrimiento de América es un tema recurrente con división de opiniones. En la antigua escuela española, un niño no había adquirido el mínimo nivel de cultura exigido si no sabía responder a esta sencilla pregunta… ¿Quién descubrió América?
Si uno no sabía responder a ésto, y peor aún, en qué glorioso año acaeció magnánima hazaña, el prócer se llevaba las manos a la cabeza horrorizado.
Y no digamos si no sabías el nombre de las tres insignes carabelas.
La santa civilización llegó a través de la mar océana
Quizá la controversia empieza cuando Cristobal Colón, creyendo haber llegado a las Indias Orientales, se refirió como “indios” a los naturales de la tierra en la que puso pie, a los que se les consideraba de una cultura muy inferior a la de sus descubridores.
De hecho se dice que murió convencido de haber llegado a las Indias Orientales navegando hacia el Oeste, y que nunca tuvo conciencia de haber descubierto una tierra cuya existencia era entonces desconocida.
Los habitantes originarios de aquellas tierras dirán que, lejos de ser descubiertos, fueron «encubiertos», con toda su riqueza cultural, y sometidos sin piedad por el ánimo evangelizador y civilizador de los conquistadores, y más aún, por la codicia por lo que el materialismo europeo consideraba riquezas inagotables.
Seguramente nunca nos vamos a poner de acuerdo, por muchas fórmulas políticamente correctas con las que nos queramos justificar unos y otros… Encuentro de dos culturas, Hispanidad, la Madre patria, Hermanamiento…
Tampoco serviría de mucho sacar a colación prohombres ilustres que trataron de defender y salvaguardar el legado cultural de la tierras recién descubiertas por los europeos. A éstos se podrían contraponer otro sinfín de nombres que hicieron todo lo contrario.
La nueva tierra santa era aún desconocida en Europa
Quizás un día nos perdonemos unos a otros. Mientras tanto es justo recordar las hazañas en las que se embarcaban los aventureros de la época, con una tecnología que hoy nos haría llevarnos el dedo índice a la sien y retrogirarlo.
Un 2 de agosto de hace 527 años, tres carabelas estaban listas para zarpar en el puerto de Palos, en Huelva, con una tripulación de 90 hombres y las provisiones necesarias para un largo viaje.
Al amanecer del día siguiente las naos La Santa Maria, La Pinta y La Niña estaban a punto de hacer historia.