Es una sensación que muchos conocemos. Te dispones a disfrutar de un rico helado para refrescarte y de repente ese incomodo dolorcito que, aunque generalmente dura unos segundos, es muy molesto.

Esta cefalea por ingestión o inhalación de algo frío es uno de los dolores de cabeza más frecuentes. Hay estudios que indican que afecta a casi un 75% de la población.

Es un dolor de muy corta duración, generalmente muy intenso y bilateral. Puede localizarse en el lateral de la cabeza, en la frente o incluso en zonas de la cara como el ojo o la nariz.

No solo se produce cuando consumimos helados.

Aunque lo tenemos muy asociado con el hecho de comer helado, puede producirse con cualquier material frío (líquido, sólido o gaseoso) que estimule la pared posterior de la faringe o el paladar. Dentro de todo esto es más habitual que se produzca cuando tomamos granizados, sobre todo si los consumimos a una gran velocidad.

¿A qué se debe este dolor?

No se conoce con exactitud la razón por la que esto se produce pero lo más probable es que se deba a la activación de las terminaciones sensitivas del nervio trigémino y de los músculos de la faringe.

Esto puede iniciar el reflejo trigémino-autonómico, provocando el dolor. Es algo totalmente benigno y no tiene ningún tipo de tratamiento. Simplemente el de tratar de evitar consumir productos que estén muy fríos, y si lo hacemos, hacerlo sin excesiva rapidez.

Si ocurre en personas con migraña, que son las más propensas, ya podríamos hablar de un tratamiento específico.

Así que ya sabéis, la próxima vez que estemos ante un helado, granizado o similar, tomémonoslo con calma.

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