Hablemos de Neuroderechos. Cada vez nuestro mundo interior es menos secreto para los demás. La Neurotecnología sigue avanzando y nadie nos garantiza que desde cualquier lugar del mundo alguien pueda hackear nuestro cerebro.
¿Por qué son necesarios los Neuroderechos?
Imagínese que en su cerebro han implantado un chip, y que éste puede leer lo que está pensando y transmitir los datos a otro dispositivo externo. Más aún, imagínese que un extraño envía datos al implante y domina su voluntad…¿Estamos en Matrix?
Este mundo de ciencia ficción no está tan lejano. Hoy día la Neurotecnología puede hacer que una persona invidente vea implantando imágenes en su corteza cerebral, y tiene otras muchas posibilidades técnicas para sobrevivir a este adverso mundo que nos hemos construido.
Como todo avance científico y tecnológico tiene sus desventajas. «El mal nunca descansa». Además del habitual uso militar, cualquier hacker desaprensivo podría robar nuestros pensamientos y comerciar con ellos o acabar en manos de intereses espúreos de corporaciones empresariales.
Afortunadamente siempre hay personas empáticas que se preocupan y tratan de adelantarse al maligno.
¿Cúales son nuestros neuroderechos?
Rafael Yuste, director del Centro de Neurotecnología de la Universidad de Columbia en Nueva York, es uno de estos científicos decididos a regular el uso futuro de la neurotecnología.
Nuestro cerebro está lleno de posibilidades. Con sus 100 millones de neuronas, el número de conexiones y nodos supera con creces a toda la red mundial de internet ¿Se lo imagina?
Todo lo que somos, nuestros sueños, aspiraciones, sentimientos, deseos, emociones e, incluso, nuestros malos pensamientos, bajo el control de extraños desaprensivos.
Para poner un poco de orden en ese futuro caos y evitar el mal uso y las desigualdades que podría provocar la Neurotecnología, Rafael Yuste propuso en 2017 incorporar a los derechos de protección de datos personales, otros cinco Neuroderechos.
En esta misma línea se encuentran Marcelo Illenca, experto en Neuroética, y Marcelo Adorno, abogado de Derechos humanos, todos ellos advirtiendo de los riesgos de una falta de regulación.
La privacidad mental, la identidad personal y el libre albedrío son derechos necesarios para proteger nuestras capacidades sensoriales, cognitivas y la toma de decisiones individuales.
La Neurotecnología no será accesible a todos los bolsillos y no todos tendrían las mismas oportunidades, por lo que es necesario garantizar el derecho a un acceso equitativo.
Con la Neurotecnología será posible introducir algoritmos para manipular nuestro cerebro y cambiar a voluntad nuestra forma de pensar.
Por eso es esencial protegernos de discriminaciones que pudieran implantar en nuestros cerebros y ponernos al servicio de intereses de dudosa moralidad…¿Ciencia ficción?
Los usos que hemos hecho de la tecnología a lo largo de la historia nos hace escépticos y no nos deja ver el bosque.
Y, sin embargo, ahora tan sólo podemos imaginar los innumerables beneficios de la Neurotecnología. Como dice Rafael Yuste quizás estemos a las puertas de una nueva revolución. Ahora por fin podremos ver nuestro interior y entender qué y quiénes somos.