En el 2013, Miley Cyrus era el sujeto de muchos titulares por sus controversiales bailes, presentaciones, fotos y vídeos. Uno de los que más causó polémica en la era de “Bangerz” (su tercer álbum de estudio), fue el del primer single “We Can’t Stop”, en el que se mostró a Cyrus haciendo locuras para la cámara en diminuta ropa.

Comparado con “Wrecking Ball”, en el que Cyrus se desnudó completamente para montarse en una literal bola de destrucción frente a la cámara del controversial fotógrafo y director Terry Richardson, “We Can’t Stop” fue juego de niños.

¿O nos equivocamos?

Este viernes, Cyrus nos mostró el triste final de las largas fiestas y la locura juvenil descontrolada con un melancólico vídeo para su más reciente sencillo “Slide Away”, lanzado poco después del anuncio de su separación (y ahora divorcio) de su esposo, Liam Hemsworth.

En el vídeo, se muestra a una Cyrus seis años mayor, con cabello largo y un corto vestido como el que usó Paris Hilton en su cumpleaños número 21, cantar con una mirada perdida en medio de una fiesta descontrolada con alcohol y drogas.

Miley no interactúa con los invitados, tampoco se le ve caer en tentaciones, ella solo se limita a cantar y expresar sus sentimientos desde una piscina con letras como “Once upon a time, it was made for us / Woke up one day, it had turned to dust” (Alguna vez esto fue hecho para nosotros / me levanté un día y se convirtió en polvo).

Cryus también canta “baby, we were found, but now we’re lost / So it’s time to let it go” (bebé, nos encontramos, pero ahora estamos perdidos / así que es tiempo de dejarlo ir), lo que nos hace pensar que, para efectos del vídeo, la artista utilizó una metáfora que va más allá de las relaciones personales y románticas (y las fiestas, incluso) y es que, cuando menos uno se lo espera, lo que parece estar bien, puede perderse “en un dos por tres”.

En “We Can’t Stop”, Miley canta que “no se detendrán” y que “esa vida es de ellos” (ellos, es decir, Miley y sus amigos, y cualquiera que se identifique con la letra).

Una canción, sin duda alguna, que va en consonancia con la vida de una joven de 20 años que quiere quitarse la imagen de “niña santa” que le persigue desde los tiempos de Disney Channel y Hannah Montana.

Sin embargo, con “Slide Away” ya ha pasado mucho tiempo, así como muchas cosas, por lo que aclara que no quiere el “whiskey ni las pastillas”, sino “su casa en la colina” y, por supuesto, le recuerda a su amor que, es cierto, ha cambiado, pero ya no tienen 17 años.

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