Marco Rubio, senador republicano por Florida, publicó en la tarde del pasado domingo un tweet con dos fotos de Muamar Gadafi, el que fuera mandatario de Libia durante 42 años. En una de las imágenes el mandatario sonríe relajado, sin embargo, en la otra imagen vemos al mismo mandatario con la cara ensangrentada, en el momento de ser ejecutado en el año 2011.

Rubio, de nacionalidad cubano-estadounidense, figura entre los miembros de la línea dura del Senado y destaca como uno de los instigadores en el Capitolio de las campañas de presión contra líderes de izquierda en América Latina, especialmente en los casos de Cuba y Venezuela. 

 

Algunas reacciones

El periodista estadounidense Ahmed Baba consideró la imagen de “desagradable” e indicó que es un mensaje para el presidente de Venezuela Nicolás Maduro, al tiempo que advirtió del peligro de publicar algo así para que los países teman «el modelo libio».

Asimismo, el también periodista Ben Norton aseveró que «Rubio amenaza a Venezuela con la misma muerte y destrucción» que sufrió Libia, así como a su presidente. En este sentido, recordó que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), también denominada la Alianza Atlántica, trabajó con extremistas de Al Qaeda «para derrocar a Libia, una nación rica en petróleo, y convertirla en un Estado fallido con mercados de esclavos». Por otro lado, mandó a recordar que Gadafi fue «brutalmente asesinado por  representantes salafistas-yihadistas de la OTAN», uno de los cuales se inmolaría más tarde en Manchester acabando con la vida de decenas de personas.

Juan Carlos Monedero, profesor de ciencias políticas de la Universidad Complutense de Madrid y exdirigente de Podemos, escribió en un tweet que el senador Marco Rubio resume con esta imagen lo que piensa: «hacer una guerra en Venezuela como en Libia, asesinar al Presidente e intentar quedarse con el petróleo».

En un artículo publicado en el portal AlterNet, el periodista Nicolas J. S. Davies sostiene que la intervención de la OTAN se justificó de manera engañosa ante el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU) como un esfuerzo para proteger a los civiles libios. De acuerdo con Davies, la OTAN llevó a cabo 7.700 ataques aéreos, durante los que murieron entre 30.000 y 100.000 personas, quedando reducidos a escombros pueblos enteros. A día de hoy el país sigue sumido en batallas sectarias y tribales mientras las milicias islamistas, muchas de ellas entrenadas y armadas por especialistas del Occidente, compiten por el poder.

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