La familia de Laura Luelmo solo había roto su silencio para pedir respeto a los medios de comunicación en el tratamiento de la información que se daba sobre los detalles del asesinato de la chica, ya que habían comenzado a dar datos demasiado escabrosos sobre cómo se produjeron los hechos.
Ahora, han cargado contra el Estado, acusándoles de fracasar estrepitosamente al no haber sido capaces de garantizar el derecho a la vida de su hija, exponiéndola a «un ser monstruoso» que no cumplió su condena ni completó su total rehabilitación para su reinserción social.
Hecho que quedó totalmente demostrado cuando, nada más salir, volvió a cometer los crímenes por los que había sido condenado: asesinato y agresión sexual.
Piensan que merecen una disculpa y una petición pública de perdón por parte del Estado por su tremendo fracaso en la no consecución del propósito de cumplimiento de la pena.
Un minuto de silencio y un pésame no son suficientes
Con estas palabras se expresaron en una carta remitida a la presidenta de las Cortes de Castilla y León y a los procuradores; en respuesta a otra misiva que el parlamento castellanoleonés envió a la familia para darles el pésame y comunicarles el minuto de silencio que mantuvieron el 18 de diciembre en el pleno autonómico, después de que fuese encontrado sin vida el cuerpo de la joven profesora.
Agradecieron el pésame a las Cortes de Castilla y León pero consideran que el acto no fue suficiente para casos como el «trágicamente vivido» por su hija, creen que pueden hacer mucho más que eso para apoyar a su familia, con actuaciones concretas, estudios y propuestas para que se revise el Código Penal, para que este tipo de delitos sean real y duramente castigados; y los asesinos y violadores reincidentes que no tienen ni han mostrado voluntad de recuperación no puedan seguir matando y violando, para que las penas por ese tipo de delitos se cumplan íntegras.
«Reflexionen»
La familia Luelmo también pide al Estado que estudie urgentemente el método con el que los interinos acceden a las instituciones, ya que, en muchas ocasiones, deben de incorporarse a su puesto de trabajo en un plazo de 24 o 48 horas, en destinos en los que no pueden conseguir una casa o habitación para alquilar por un periodo corto, de forma que se ven obligados a meterse en cualquier sitio, al no encontrar nada decente.
Ese fue el caso de su hija, que tuvo que incorporarse a su nuevo puesto de trabajo, en otra provincia, con muy pocos días de tiempo y terminó aceptando el ofrecimiento de alquilar una casa en El Campillo (Huelva), el pueblo donde el asesino, Bernardo Montoya, que acababa de salir de la cárcel, se fijó en ella.
Él mismo pidió que no le dejasen salir de prisión porque sabía que «volvería a hacerlo».
Los padres de Laura también piden que sientan, piensen, reflexionen y se pongan en su lugar, ya que algún día podría pasarles a ellos.
Finalizan el texto con una clara petición:
ACTÚEN