Puede que el más renombrado sea el caso Gurlitt que salió a la luz hace cinco años, pero no es ni de lejos el único.

La devolución y «los principios de Washington»

Cornelius Gurlitt, hijo de un marchante de arte en la época de la segunda guerra que participó en una confiscación de arte a los judíos, heredó alrededor de 1.566 cuadros de su padre. Actualmente, una insvestigacion abierta intenta averiguar qué obras pertenecen a aquella confiscación y cuales no.

En el cumpleaños número 20 de los principios de Washington, donde se sientan las bases para la devolución del arte judío, aún queda mucho por hacer y muy poco tiempo antes de que la memoria de aquellos que sobrevivieron a la tragedia del holocausto desaparezca por completo.

A pesar de que estos principios no son jurídicamente vinculantes se esperaban que los 44 países que se suscribieron los aplicaran de forma correcta y no de la manera desigual que se vive. Solo un 10% de las organizaciones vinculadas han iniciado la búsqueda de la semana 600.000 obras de arte judías que se ven relacionadas con robos o ventas a precios miserables que los nazis obligaban a los dueños judíos.

Alemania, el primer implicado

En el país que carga con la mayor parte de la responsabilidad las cosas no avanzan a un ritmo vertiginoso. Según El Centro de Investigación de Magdeburgo, solo se han devuelto unas 5.750 obras de arte y alrededor de 11.670 libros y documentos. La Titular de Cultura del gobierno Alemán, Monika Grütters, declaró que se han destinado 31 millones de euros entre el 2008 y 2017 para la restitución. 


La iniciativa que se tomará por parte de las autoridades alemanas es crear un portal único de ayuda y una base de datos que facilite el acceso público a los datos de los cuadros, ya que a menudo se presentan familias que se topan con una serie de obstáculos burocráticos y lingüísticos que les impiden acceder a los fondos de los museos.

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