El papa Francisco convocó esta semana en el Vaticano a todos los presidentes de la conferencia episcopal para una cumbre inédita sobre los abusos sexuales a menores en la iglesia, fenómeno que considera un desafío urgente para la institución.
Frente a una multitud de fieles reunidos en la plaza de San Pedro para realizar la oración del Ángelus dominical explicó:»Los invito a orar por esta reunión, que considero un acto de fuerte responsabilidad pastoral ante un desafío urgente de nuestro tiempo». Incluso, subrayó «el primer paso debe ser reconocer la verdad de lo que ha sucedido».
El papa latinoamericano reconoció no solo gravedad de la situación sino su preocupación por un fenómeno que ha debilitado la credibilidad de la Iglesia en todos los continentes por haber sido negado y encubierto.
El arzobispo maltés Charles Scicluna reconoció en una conferencia de prensa que «es el momento de la verdad. Aunque de miedo y nos humille».
En relación, líderes de 113 conferencias episcopales del mundo, superiores de las congregaciones y grupos de víctimas de curas pederastas fueron convocados para la reunión extraordinaria con el pontífice argentino.
El encuentro, que ha sido convocado bajo el título de «La protección de los menores en la Iglesia», ha generado molestia en algunos sectores ya que excluye otros abusos como los padecidos por las monjas, inclusive sexualmente, por parte de clérigos.
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Los obispos tienen que cambiar de actitud
El jesuita alemán Hans Zollner, psicólogo que ha viajado por el mundo para hablar con religiosos y seminaristas sobre el tema y uno de los organizadores de la cumbre indicó:
«Si uno encuentra a una víctima, escucha sus gritos de ayuda, sus lágrimas, sus heridas psicológicas y físicas, no puede quedarse indiferente».
Asimismo, Zollner reconoció que «los obispos tienen que cambiar de actitud, eso es más difícil que cambiar una ley» al referirse a los más de 5.000 obispos con los que cuenta hoy en día la Iglesia católica.
Por su parte, Luis Badilla, cura chileno a cargo de un blog especializado en temas de religión, manifestó que se trata de un «momento decisivo para el pontificado», marcado en estos seis años por los escándalos en Estados Unidos, Australia y Chile..
«Queremos que esta reunión termine con decisiones concretas», pidió Badilla.