Los genes con los que nacemos nos acompañan durante toda la vida. Nuestros hábitos no modifican la secuencia de ADN, pero sí pueden alterar -y a veces de forma muy significativa- la forma en que se expresan los genes contenidos en ese ADN.

De hecho, se ha podido comprobar que la obesidad altera la expresión de los genes metabólicos, pero tanto la cirugía bariátrica -intervención quirúrgica indicada para casos graves- como determinadas modificaciones en el estilo de vida son capaces de revertir esos cambios. Esa reprogramación permite que los genes empiecen a funcionar de la misma manera que en las personas con peso normal.

Lo que sucede es que, al reducirse el tejido graso, disminuyen también los niveles de sustancias perjudiciales -que interfieren en la correcta regulación de los genes metabólicos- que secreta.

Entre los factores que influyen en esa expresión genética negativa, Diego Bellido, vicepresidente de la Sociedad Española para el estudio de la Obesidad (Seedo), enumeró algunos de los ejemplos más relevantes, “la falta de práctica regular de ejercicio físico, el consumo de alimentos ultraprocesados, la comida rica en grasas y azúcares…”.

FOTO: El Diario de Coahuila

Marcas negativas que se transmiten a los descendientes

Asimimo, el experto destacó que, afortunadamente, esas marcas negativas son reversibles, pero la mala noticia es que, si no se modifican a tiempo, “se transmiten a las siguientes generaciones”. En efecto, “una embarazada obesa con marcas genéticas negativas las transmite a su descendencia”.

Menos conocida es la capacidad del padre para legar a sus hijos esas alteraciones en la expresión de los genes -científicamente denominadas alteraciones epigenéticas- debidas a la obesidad, pero cada vez hay más estudios que la confirman. “Esas marcas alteran la movilidad y las características de los espermatozoides; lo que no se sabe bien es en qué medida”, indicó Bellido.

Nunca es tarde para empezar a alimentarse correctamente y hacer ejercicio de forma habitual pero, según el especialista, “cuando un niño está condicionado desde antes de su nacimiento, cuesta el doble de trabajo reconducir la situación; hay que revertir y reacondicionar”.