Miss Universo Sudáfrica, Zozibini Tunzi puede haber ganado su corona el domingo al ser reflexiva, equilibrada y firme mientras habla de sus plataformas de gran alcance, pero eso no que allí, porque Oprah Winfrey estuvo interesada en conocerla.
“¡Ella me dio un grito y no podía creerlo!”, le contó dice Tunzi a la revista People. “Fue un momento increíble para mí escucharla reconocerme y saber que en realidad soy una persona que existe para ella”.
Ser una persona que existe para las masas es algo a lo que Tunzi, de 26 años de edad, debe acostumbrarse desde su victoria en el Miss Universo, en la que superó a otros 89 concursantes de todo el mundo.
La belleza sudafricana, de Tsolo, ciudad del Cabo Oriental, se destacó entre sus competidores gracias a su elegancia y elocuencia al hablar de causas cercanas y queridas para su corazón, incluido el cambio climático, el empoderamiento de las mujeres y la diversidad.
Aunque hizo que su momento en el centro de atención pareciera fácil, Tunzi dice que probablemente solo lo parecía así porque trató sus respuestas sobre el terreno como conversaciones, y simplemente como oportunidades para que ella hablara de temas sobre los que se sentía fuertemente empatizada.
“No sentía que me pusieran a prueba o que el anfitrión Steve Harvey intentara atraparme”, dice ella. “Fue solo una conversación para mí. Creo que por eso se sintió natural”.
Entre esos temas destacaba la dedicación de Tunzi por abrazar la belleza de su piel y cabello, las cosas que le dijo a la multitud en su declaración final nunca se consideraron hermosas cuando crecía.
“Creo que como mujer negra, tenemos mucho colorismo a nuestro alrededor, y también tenemos mucho racismo”, le expresó al medio antes indicado. “Al crecer, vivimos en una sociedad donde abres una revista y no ves a ninguna persona que se parezca a ti en la televisión o incluso en espacios corporativos… Pero ahora nos estamos moviendo lentamente hacia un mundo que es más inclusivo y muestra mucha más representación”.
Parte de la plataforma de Tunzi, dice, es ser una fuerza líder en ese movimiento y usar su título para transformar la forma en que las niñas se ven en el espejo.
Cuando esas chicas me miran, quiero que lo vean, y quiero que lo sientan porque sé que mucha gente no tuvo esa oportunidad mientras crecía y quiero que vivan en un mundo diferente donde todos importan, donde todos son inteligentes, donde todos son hermosos, donde todos son capaces, dice ella.
Tunzi, quien comenzó a hacer concursos desde los 7 años de edad después de que su madre la inscribiera como un medio para aumentar la confianza en sí misma, ya está abordando sus deberes de Miss Universo de frente, pero dice que con título o sin título, ella sigue dedicada a una “vida útil” de cualquier manera que pueda.
“Creo que ser auténtico y defender todo lo que creo y defender todas las causas en las que creo será suficiente”, dice ella. “Creo que si soy auténtica conmigo misma, entonces ya habré hecho la mitad del trabajo”.