Este sábado, la Marina de Brasil anunció que la marea negra (derrame petrolero) que ya ha afectado a más de 2.000 kilómetros de costa brasileña, ha llegado hasta el estado de Río de Janeiro.
Según el componente marítimo de las Fuerzas Armadas, unos de 300 gramos de fragmentos de petróleo fueron encontrados en la playa turística de Grussai, a 300 kilómetros al norte de la ciudad de Río de Janeiro, y los mismos serían compatibles con el hallado en el noreste de Brasil meses atrás.
Este derrame de petróleo fue detectado a finales de julio. Sin embargo, el mismo comenzó su cauce de contaminación a finales de agosto, cuando los primeros restos de óleo negro fueron hallados en el estado de Paraiba.
Para principios de noviembre, ya la mancha negra se había extendido hacia el estado de Espíritu Santo, al norte de Río de Jainero.
Al respecto de la situación, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, quien ya se enfrentó a la crisis de los incendios del Amazonas, calificó el derrame petrolero como una catástrofe “criminal”, al tiempo que advertía que “lo peor está por venir”.
“Lo que llegó hasta ahora y fue recogido es una pequeña cantidad de lo que fue derramado. Lo peor está por venir, no sé si en la costa de Brasil, aunque todo indica que las corrientes fueron hacia la costa de Brasil”, agregó el mandatario de ultraderecha en una entrevista a principios de mes.
Una nueva tragedia ambiental para Brasil
De acuerdo a investigaciones de la Policía Federal de Brasil, el presunto responsable de este derrame de petróleo en las aguas del país suramericano es el buque petrolero Bouboulina, de bandera griega y propiedad de la empresa Delta Tankers LTD, que habría estado cargado de crudo venezolano al momento del desastre ambiental.
El presidente Bolsonaro aceptó esta versión y aseguró que “todos los indicios” apuntan al buque griego. Sin embargo, la compañía dueña de la embarcación niega tener algo que ver con lo que se ha llegado a calificar como el “mayor desastre ecológico” de la historia en la costa de Brasil.
Y es que, desde el pasado 2 de septiembre, unas 4.000 toneladas de petróleo han llegado a más de 350 playas de los nueve estados de la región del noreste de Brasil, la cual atrae a miles de turistas anualmente por sus aguas cristalinas, arena blanca y rica biodiversidad.
En este sentido, desde que se originara el vertido, el petróleo ha provocado la muerte de casi un centenar de animales marinos, por lo que también podría convertirse en la peor marea negra de la historia de Brasil, comparable o incluso peor que la ocurrida en noviembre de hace ocho años.
De acuerdo a personas afectadas y grupos ambientalistas, el gobierno de Jair Bolsonaro, conocido por su inacción en situaciones de desastres naturales, sería parcialmente responsable de la marea negra por ser incapaz de hacer frente a la problemática.
Actualmente, los mayores trabajos de limpieza en las playas de Brasil son realizados por voluntarios.