El gobierno y la oposición chilena finalmente han llegado a un acuerdo que marcará la hoja de ruta para la redacción y aprobación de una nueva Carta Magna tras un mes de intensas protestas antigubernamentales en búsqueda de un cambio sustancial en el país suramericano.
“Es una noche histórica para Chile y la democracia”, aseguró Jaime Quintana, presidente del Senado de Chile, cuando anunció el acuerdo.
“Es una salida pacífica y democrática a la crisis, que busca un nuevo contrato social en Chile”, apuntó el jefe de la Cámara Alta del Congreso.
Según Quintana, con este acuerdo, la política chilena asume su responsabilidad sobre una serie de injusticias e inquietudes que el pueblo ha señalado en las manifestaciones.
Por su parte, el ministro del Interior, Gonzalo Blumel, agradeció a las partes involucradas en el acuerdo por poner de su parte por la paz en Chile.
“Hemos tenido días difíciles. Todos hemos escuchado, todos hemos aprendido. Gracias a todos los que lo hicieron posible”.
Este acuerdo establece que deberá realizarse un referendo el próximo año con el fin de que la ciudadanía decida si realmente quiere un nuevo contrato social.
Esta consulta social está prevista para abril de 2020 y pretende resolver dos interrogantes:
Si quieren o no una nueva Carta Magna y qué tipo de órgano debería redactarla. En cuanto a esta última pregunta, se propone una convención mixta constitucional, la cual estaría compuesta en un 50 % por parlamentarios, mientras que el otro 50 % serían ciudadanos electos para la ocasión.
La segunda opción sería una convención constitucional, cuyos integrantes serían electos en su totalidad para la escritura de la Carta Magna.
De redactarse la nueva Constitución, la misma también sería sometida a votación en otra consulta popular, mediante un sufragio universal obligatorio, con el fin de determinar que la mayoría de la ciudadanía está de acuerdo con ella antes de ser aprobada.
Una nueva constitución ha sido una de las principales demandas de los movimientos democráticos que han nacido tras el inicio de las manifestaciones en Chile a mediados del mes de octubre, cuando la población salió masivamente para rechazar el aumento al precio del ticket del Metro de Santiago, así como a otros problemas de corte social, como los salarios bajos y el sistema de pensiones deficiente.
La actual Carta Magna ha sido fuertemente criticada y, a pesar de que ha sido enmendada en diferentes oportunidades, la misma sigue siendo herencia de la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990).
Esta será la primera vez que Chile logra una Constitución de la discusión popular, debido a que las anteriores (las de 1833, 1925 y 1980) fueron precedidas por una guerra civil, ruido de sables y un golpe de Estado.
En este sentido, la nueva Carta Magna será escrita desde cero y no tendrá como base el texto de 1980, como buscaba el partido de derecha Unión Demócrata Independiente (UDI).