Este lunes, la oficina de Colombia de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos urgió a la nación neogranadina a proteger a las comunidades indígenas del suroeste del país ante el auge de agresiones, incluyendo nueve asesinatos desde septiembre.
En este sentido, la oficina de la ONU ha pedido al gobierno de Iván Duque a que implemente “medidas integrales y oportunas en materia de prevención y protección, en el marco de sus derechos a la autonomía y gobierno propio” que reconoce la Constitución a los pueblos indígenas ante la “reiteración de estos graves ataques”.
Estos ataques incluyen nueve homicidios, amenazas individuales y colectivas, reclutamiento forzoso de menores, torturas, desapariciones y atentados en los municipios de Tierra Adentro y Caldono.
“Pese a los esfuerzos realizados por las autoridades estatales, se han intensificado las agresiones en contra de los integrantes de los pueblos indígenas del (departamento del) Cauca”, advirtió al respecto el organismo multilateral en un comunicado.
Este conjunto de afectaciones, individuales y colectivas, socavan la supervivencia física y cultural de los pueblos indígenas.
En este sentido, la oficina neogranadina de la Alta Comisionada, Michelle Bachelet, también ha exigido que no se dejen en impunidad estos homicidios y agresiones contra los indígenas, que constituyen el 4,4 % de los 48 millones de habitantes en Colombia.
En varias oportunidades, los líderes indígenas han denunciado que en sus territorios operan grupos de disidentes de las exguerrilleras Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), así como otros grupos como el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y la organización criminal el Clan del Golfo, emisarios del Cartel de Sinaloa, uno de los más peligrosos de todo México.
Estos grupos criminales y de la guerrilla colombiana han deteriorado en los últimos años la vida de los pueblos indígenas, pues se están disputando terrenos que no les corresponden para la producción y el tráfico de drogas ilícitas.
No obstante, esta situación no es nueva, pues desde hace más de medio siglo el país suramericano ha vivo una situación de conflicto armado interno por la existencia de guerrillas, paramilitares y narcotráfico que ha dejado un saldo de ocho millones de víctimas entre muertos, desplazados y desaparecidos.
En este sentido, a pesar del tiempo que ha pasado y las diferentes luchas emprendidas, Colombia continúa siendo el principal productor mundial de cocaína, mientras que Estados Unidos permanece en el tope de la lista de países consumidores.
