De acuerdo a Andy Duncan, un escritor estadounidense de ficción y fantasía cuyos trabajos frecuentemente tratan sobre temas del sur en E.E.U.U, la obra de J.R.R. Tolkien, «El Señor de los Anillos» sería de carácter racista, pues los orcos sufren discriminación.
En entrevista con The Daily Mail, Duncan expresó su rechazo hacia la idea de que «Tolkien muestra que algunas razas son peores que otras o algunas personas peores que otras». El autor dice que describir a los orcos como criaturas malvadas «peores para los demás» tiene «consecuencias negativas para la sociedad».
También recalcó que «es más fácil destrozar a los oponentes que tratar de entender las complejas fuerzas que llevan, por ejemplo, a los refugiados al intentar cruzar la frontera del sur (de E.E.U.U), legal o ilegalmente».
Estereotipos dañinos
Sí, hay racismo en el Señor de los Anillos. Los personajes a lo largo de las tramas nos revelan esta característica. El universo de esta historia está regido por un centro (blancos bondadosos, espirituales y puros como los elfos), y luego está la periferia (el resto del mundo).
Dentro de las filas de los Orcos existe el racismo, ya que los «Uruk-hai», quienes se consideran superiores a los orcos comunes llaman a estos últimos «snaga», lo que quiere decir «esclavo».
En esta historia no hay blancos malos, quizá locos, pero no malos. La verdadera maldad está reflejada en el resto, en los feos, los diferentes. Ni siquiera se refleja la existencia de alguien de raza negra, asiática o mestiza.
Los hobbits, en sí mismos, son una raza que se considera como subestimada o ignorada, incluso como poco considerada por los habitantes de Tierra Media, aunque suelen mostrar más nobleza y coraje que las razas que los critican.