No me gustan los títulos así, con una promesa, con una expectativa que, de no cumplirse, puede generar desilusión o peor, matar las ganas de la persona de continuar con el proceso o recaer en malos hábitos alimenticios. Sin embargo, accedí a redactarlo porque he constatado su efectividad, tal vez no exactamente en 7 días, pero si he logrado sólidos resultados y una mejor estabilidad gástrica e intestinal gracias a la dieta de la avena. Acompañame, que te cuente mi experiencia.
Honestamente, nunca he sido fan, ni de las dietas, ni de la avena, contra todo pronóstico o promesa, estaba predispuesto a perder otro intento más con un cambio de la alimentación, que si bien es cierto que está diseñado para equilibrar muchos factores como el metabolismo, no me llamaba mucho la atención, por la constante y exagerada (para mi) adición de la avena, como protagonista de todas las comidas del día.
El nutricionista me explicó que la dieta de la avena es un régimen versátil, diseñada para que la avena sea un agente de complemento estabilizador de nuestra flora intestinal y un potenciador de nutrientes para equilibrar nuestro metabolismo. En pruebas y experiencias obtenidas, algunos pacientes que complementan la dieta con ejercicio y una vida activa, logran bajar hasta 7 kilos, una cifra importante que a pesar de no ser directamente atribuible al cereal, representa un pretexto fundamental para conseguir los resultados deseados.
Así funciona la dieta de la avena en papel, la práctica la impones tu mismo:
Es imperativo que en el desayuno la avena sea lo primero que consumas, después de un vaso de agua. Podemos mezclar tres cucharadas de avena en un vaso de leche descremada y comer todo. Puedes complementar con frutas como fresas o banana. (En trozos).
A media mañana o al menos 3 horas después del desayuno, puedes consumir la misma fruta con la que desayunaste. Estos niveles de azúcar natural en el organismo son ideales para mantener el cuerpo activo y como tu proceso de “mejoramiento” del trabajo digestivo comenzó, son ideales para no atacar tan fuerte el estomago antes del almuerzo.
La comida de medio día vuelve a ser intervenida activamente por la avena, puedes tomar un batido de avena sin azucar ni edulcorante complementado con frutas en trozos, tal como el desayuno. El plato fuerte de la dieta de la avena puede ser un poco de pollo hervido o a la plancha con ensalada verde.
La merienda puede ser un mix de semillas protagonizado por la avena, acompañada de chía, sésamo y pasas.
Para la cena, repetimos el desayuno. Existen una variedad importante de ensaladas que puedes preparar para comer de noche, algunas sin un límite en cantidad, con tal de que quedes satisfecho con el consumo hasta el día siguiente. Para complementar puedes comer nueces.