Un segundo cerebro alojado en nuestro estómago

Según un estudio realizado por la Universidad Johns Hopkins, tenemos un segundo cerebro alojado en nuestro tracto digestivo.

Si, así como lo lees, contamos con un segundo cerebro, aún y cuando este no tiene la capacidad de tomar decisiones por nosotros, se ha demostrado que afecta nuestros estados de ánimo.

El director del Centro Johns Hopkins de Neurogastroenterología Jay Pasricha, nos explica como se constituye.

dos delgadas capas formadas por más de 100 millones de células nerviosas que recubren el tracto digestivo.

Este “‘cerebro en el intestino’ está revolucionando la comprensión de la medicina de los vínculos entre la digestión, el estado de ánimo, la salud e incluso la forma de pensar.

 

Como explican estudios realizados por la Universidad, este Cerebro, no tiene la capacidad de tomar decisiones, pero si se ha demostrado que esta en constante comunicación, con nuestra mente.

Muchos afirman que esta comunicación afecta directamente el centro de las emociones humanas.

Esa sería la explicación científica, yo quiero hablarles, sobre como nos podrían afectar en nuestro juicio, es decir, como diferenciamos una atracción o gusto, querer, desear y amar.

Cómo nuestro estómago determina nuestra forma de querer

Cuantas veces les ha pasado que sienten una revolución industrial en su estómago, y no es causado precisamente por tener hambre, esto normalmente nos sucede cuando vemos a una persona que nos cautiva y queremos más de ella.

Para muchos una atracción o gusto, es aquella sensación que te atrapa el primer instante, es esa goma de mascar que pisas y se queda pegada a la suela de tu zapato.

¿Qué define una atracción? Normalmente se relaciona con el físico de la persona, quizás el cabello, la configuración de su rostro, su altura, o cualquier otro atributo físico que te atraiga.

¿Qué sentimos en el estómago cuando esto ocurre? Pues es más una sensación de nerviosismo que una misma revolución, es como cuando sientes un pase de electricidad.

Normalmente la atracción es pasajera, y ese primer instinto tiende a desvanecerse cuando conoces a profundidad a la persona.

¿No es lo mismo querer y amar?

  Pues aún y cuando muchos dirán que si, les daré una mala noticia, jamás sera lo mismo querer que amar.

Cuando uno quiere a una persona se involucra hasta cierto modo, te va a causar alegría verlo, puedes emocionarte por sus metas, estarás para brindarle una mano amiga cuando lo necesite, pero así como dicen que nadie es indispensable, es muy cierto que existen personas que no podrás suplantar.

Amar implica que esta revolución estomacal te cause nauseas, irritación, saciedad, felicidad y mucho deseo, y no solo un deseo sexual, es algo que va más allá.

Amar es tener una conexión profunda con esa persona, y no hablo de una conexión psicológica, me refiero a ese pequeño hilo rojo que existe en muchas culturas, que dicen nos atan a la persona que amamos, este cerca o lejos, es un vínculo emocional, y sin tachar esto de forma negativa, es un grado de comprensión, ternura, pasión, molestia, depresión y un sin fin de emociones que infieren el amor.

Es como el amor propio, cuando nosotros estamos en un buen día, nos sentimos invencibles, caminamos más seguros, reímos, nos vemos radiantes y causamos sensación.

Aquella persona que no conozca su interior, hasta ese más retorcido instinto, no será capaz de experimentar eso por otra persona.

No vamos a olvidar la pasión

Los humanos tenemos una gran capacidad por sentir deseo, es una de nuestras características más representativas.

Nuestro estómago no se escapa de ella; la parte baja de nuestro cerebro intestinal, esta reservada para este trabajo. ¿Por qué? pues esta en la parte baja, donde se conectan las sensaciones a nuestro aparato reproductivo.

Cuando nos encontramos en estado de excitación, nuestro cuerpo experimenta unas sensaciones muy especificas.

En nosotras las chicas, esa sensación es como una presión que afecta nuestro genital, provoca que los vellos del cuerpo se ericen, sentimos como un calor repentino nos invade y tenemos que pasar a lo obvio.

Es importante que sepamos reconocer la pasión, como un instinto y abrir la emoción.

Si manejamos con sabiduría nuestros dos cerebros, podremos entender los procesos emocionales de una manera más efectiva y así evitar una auto lesión emocional o dañar a otro individuo.

Les invito analizar esas mariposas en su cerebro intestinal y conocer a fondo su centro de emociones.

Dejar una respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here