El machismo no puede ser reducido al maltrato y supremacía del sexo masculino, en un contexto particular y hacia personas con identidad sexual específica.
En realidad, es todo un modelo cultural arraigado y susceptible a ser transmitido de generación en generación. Es una especie de “gen social” dañino para la sociedad.
La mujer suele ser la principal víctima de este modelo de conducta y percepción del mundo.
La desigualdad en el acceso al trabajo, la violencia física y psicológica en relaciones de pareja, la explotación sexual, la imposición de leyes discriminantes y el feminicidio son solo algunos de los ejemplos más graves sobre el asedio de las mujeres en el mundo entero.
Sin embargo, todas las personas son susceptibles a sentir sus efectos. La llamada “supremacía del macho” también devuelve una cuota de daño importante para los hombres, inclusive, si estos no son aliados de este tipo de conductas.
Es decir, no todos los hombres están ligados al machismo, pero no les impide sufrir estas secuelas.
Visto desde la otra acera
En algunos casos, relacionar de forma automática el machismo con el concepto biológico (macho = machistas) es una de posturas más criticados. Estas pueden estar reforzadas por los discursos de movimientos radicales.
Tampoco debe confundirse la relación que hay entre machismo y feminismo. No son palabras contrarias o antónimos una de otra. Este último concepto más bien está relacionado con la igualdad entre los dos sexos.
Lo cierto es que, dentro de toda esta guerra cultural, hay víctimas que son poco reconocidas, subestimadas y burladas, “los hombres buenos”
Es esta ocasión, te mostraremos 8 ejemplos de cómo el machismo también afecta a los del sexo o identidad de género masculino. Recomiendo a quien lee, que no entienda estas situaciones de forma generalizada o solo aplicable para un género en particular.
De hecho, lo que queremos establecer es el machismo no tiene género, pero si merece ser visto desde este punto de vista en particular, ya que pocos lo hacen.
1- ¿Soy una “mariquita” por no gustarme?
Culturalmente, existe creencia de que el hombre es quien toma necesariamente, la batuta para arrancar una relación, empezar un flirteo (coqueteo o chanceo) y determinar las acciones más concluyentes que demuestren el gusto de uno por el otro.
Hay dos frases que se desprenden de esto: “El hombre propone y la mujer dispone” y “El hombre siempre dice SI”.
Partiendo de esta premisa general, suele suceder que cuando un hombre decide poner límites en el establecimiento relación con una “mujer sexy”, decir NO lo convierte en “mariquita”. Este es un comentario que, además de homofóbico, intenta dejarlo mal parado en su condición de macho.
2- No soy una máquina sexual
¿Solo las mujeres pueden decir no al sexo? El famoso “hoy no”, “me duele la cabeza” y “no estoy preparad@” no solo puede ser un recurso válido para las mujeres.
Por ejemplo, en los casos de encuentros ocasionales, un “no” lo haría quedar como débil. Si es casado, podría constituir una razón para que su pareja piense que le es infiel, pues, un hombre “debería poder responder sexualmente en todo momento”.
3- Silencio o burla
Se han hecho experimentos sociales donde, públicamente, se simulan peleas de pareja. Cuando la mujer agrede al hombre, solo desencadena las burlas del público. En este sentido, se ve con preocupación que solo se consideraría algo serio y cuestionable si fuese al contrario.
En el mundo, se han acrecentado los casos de maltrato físico y psicológico hacia los hombres en el hogar.
Así pues, si una mujer se dirige a un hombre arrojando cosas, dando bofetadas, dañando o revisando sus pertenencias o conversaciones digitales y manipulando emocionalmente a su pareja, sería una situación “normal.”
Los hombres no tienden a denunciar ésto por vergüenza. Piensan que serían objeto de burlas por parte de los entes de justicia o por considerar que no se hará nada para cambiar la situación. Es algo que debe callarse según el machismo. Lo cierto es que ésto es tan grave como el maltrato a una mujer.
4- ¡Hazlo tú!
El machismo hizo de las mujeres “el sexo débil”. Visto desde la otra acera, muchos hombres sufren lesiones por trabajo físico desmedido en sus trabajos y hasta en el hogar.
Obviamente, tiende a existir una mayor ventaja biológica en la musculatura del hombre para realizar algunas tareas. El problema se viene con la explotación física y burlas para los hombres que son “flacuchos” o están agotados por el día a día.
5- El macho proveedor
Juntar la vanidad de algunas mujeres con la concepción del hombre como único proveedor en la economía del hogar, puede ser letal. No solo porque se limita la independencia de la mujer (se discute ampliamente) sino por la tensión psicológica que va a experimentar el hombre al encontrarse en esta dinámica.
Algunas mujeres, chantajean con dejar a sus parejas si no le dan el nivel de vida que dicen merecer.
6- Cuidado con lo que dices
En casos particulares, cualquier opinión, apreciación o sentir que venga de un hombre y tenga que ver sobre un hecho desigual o injusto (sin ser machista) lo hace ganar una etiqueta de “machista” automáticamente.
7- Acumulación histórica de odio
No es sano que respondas con odio generalizado ante la historia de abusos de algunos machistas.
8- ¡No puedes!
Ocasionalmente, los hombres sufren discriminación o rechazo discriminados por la utilización de prendas o vestimentas. También por aprender algún oficio y tener actitudes que solo son bien vistas en mujeres (incluye a los niños)
Algunas causas suficientes: aprender a tejer, usar una prenda de vestir color rosa, jugar con muñecas, usar pulsera o zarcillos, maquillaje, pantalones que se ajusten o ser demasiado amable.
Por:
Cristopher, L. Jiménez, P. Contacto: [email protected]
Profesor de Biología de la Universidad Experimental Libertador
Marielis, V. Arévalo, P. Contacto: [email protected]
Profesora de Ciencias de la Tierra de la Universidad Experimental Libertador
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