Donald Trump, presidente de EE.UU., señaló este martes que está tomando una actitud de espera en cuanto a su amenaza de cerrar la frontera con México.

Trump indicó, en declaraciones realizadas antes de una reunión con el secretario general de la OTAN, que está complacido con las medidas tomadas últimamente por México y que “veremos qué pasa”.

No obstante, puntualizó que está “dispuesto a cerrarla” si le parece necesario y lo hará si México deja de ayudar o si no llega a un acuerdo con el Congreso para reformar las leyes de inmigración.

“Tendremos una frontera fuerte o tendremos una frontera cerrada”, aseguró Trump.

La semana pasada, Trump comentó que sellaría la frontera sur en los próximos días si México no detiene la inmigración ilegal hacia EE.UU. En relación es importante señalar que un cierre tendría consecuencias económicas gravísimas para ambos lados de la frontera al cortar las cadenas de suministros y el flujo de bienes, desde aguacates hasta automóviles.

Sarah Sanders, secretaria de prensa, aseguró que “con el tiempo, puede suceder que la mejor decisión sea cerrar la frontera”, pero que el presidente “no trabaja con plazos concretos” y “estudiará todas las opciones sobre la mesa”.

Posible impacto del cierre de la frontera

El Consejo de Asesores Económicos está realizando una serie de estudios sobre el posible impacto del cierre de la frontera y “trabaja con el presidente para darle esas opciones”, añadió.

Se hacían esfuerzos en el gobierno para desacelerar y minimizar el impacto de la amenaza de cerrar la frontera. “No estoy bromeando”, dijo el presidente la semana pasada.

Ahora bien, Hogan Gidley, vocero de la Casa Blanca, dijo en declaraciones a MSNBC que se estudian una serie de opciones que no llegan al cierre total, como cerrar algunos puertos de ingreso o parcialmente todos ellos. “Todo está sobre la mesa”, explicó Gidley.

Aunque no se ha tomado la medida extraordinaria de sellar la frontera nacional, las demoras en los puertos fronterizos han aumentado a medida que unos 2.000 agentes asignados a verificar camiones y autos han sido transferidos al control de las multitudes, dijeron funcionarios de Seguridad Nacional. El tiempo de espera promedio en Brownsville, Texas, fue de 180 minutos el lunes, el doble que en épocas pico del año pasado.

Y al finalizar la jornada en el puerto de Otay Mesa, California, el lunes por la noche, 150 camiones aguardaban el ingreso a EE.UU.

Los arrestos en la frontera sur se han ido por las nubes en los últimos meses y la cifra de detenciones o rechazos de ingreso se acercaba a 100.000 en marzo, la más alta en 12 años. Más de la mitad son familias con niños, según información del Nuevo Herald.

La secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, piensa viajar a la frontera a mediados de semana para evaluar el impacto de varios cambios recientes, tales como enviar a solicitantes de asilo de regreso a México a aguardar la conclusión de su trámite.

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