Una nueva recesión económica mundial nos acecha cuando aún no nos hemos recuperado de la anterior que se inició en 2008. Apenas una década después, la incertidumbre regresa a nuestras bolsillos ¿Qué opinaría Heisenberg?

Por desgracia no se trata de una hipótesis cuántica, sino de otra de mayor calado que podría afectar a nuestros ya paupérrimos ahorros. “¡Me pillas sin blanca!”, nos diría Guzmán de Alfarache.

Una recesión inevitable

De poco nos serviría rezar. Una nueva recesión está lejos de ser inevitable, o eso es lo que nos dicen los expertos. La incertidumbre comercial estadounidense, el desempleo alemán o el declive de las exportaciones japonesas incrementan la incertidumbre y la vulnerabilidad de la economía mundial, que muestra señales evidentes de contracción.

Ni siquiera cabe esperar que las estrategías de los Bancos Centrales para evitar el colapso económico durante la recesión de 2008 se puedan implementar ahora. En realidad, en aquella ocasión fue un «experimento con gaseosa» que salió bien.

Por una parte, en el escenario actual, unas tasas de interés bajas, como las estadounidenses, o nulas, como las europeas, aunque parezca de perogrullo decirlo, impiden que puedan bajar más o dejan márgenes nímios para los intereses de los inversores.

Por otra parte, para hacer frente a la anterior, los Bancos Centrales se hicieron con gran cantidad de bonos y otros valores que aún no han colocado y que podría dificultar la adquisición de otros nuevos con el objeto de disminuir los efectos de la que se avecina.

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Imagen: ebaumsworld.com

¿Quién nos salva de la recesión?

La cosa pinta mal. Los bancos centrales fueron los salvadores de la última recesión. Pero, para la que está en ciernes, las rencillas comerciales y políticas entre Estados Unidos y la Eurozona van a dificultar que se tomen medidas de estímulo para adelantarse a la tragedia.

Incluso Oliver Branchard, economista jefe del Fondo Monetario Internacional, anunció en Sintra (Porturgal), durante un foro de la banca central, que ni siquiera las políticas monetarias tienen capacidad suficiente para hacer frente a una recesión «de andar por casa».

Expertos dicen que será necesario implementar conjuntamente estímulos fiscales y, lo que parece más utópico, que las economías de los países actúen al unísono.

¿Y qué vamos a hacer los de a pie? porque los que negocian con nuestros ahorros nunca pasan hambre ni miserias, pero ¿y los demás?

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