De acuerdo al presidente Donald Trump, el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, y el Secretario de Estado, Mike Pompeo, viajarán a Ankara en las próximas 24 horas para promover el final de la ofensiva militar de Erdogan contra las milicias kurdas en el norte de Siria.
“Mike (Pence) y el secretario Pompeo irán mañana (a Turquía) (…) Estamos pidiendo un alto el fuego. Hemos puesto las sanciones más fuertes que puedas imaginar, pero reciben muchas. Tenemos muchas más en la recámara si no tienen impacto, incluyendo aranceles masivos sobre el acero”, explicó este martes el mandatario estadounidense.
Todavía no se sabe si Pompeo y Pence se reunirán con el mandatario turco Recep Tayyip Erdogan. Sin embargo, de acuerdo a un alto funcionario gubernamental de la administración republicana, el objetivo es negociar un alto al fuego y demostrar a Ankara que Washington está “molesta” con su agresión militar contra las tropas kurdas.
Y es que estas milicias, conocidas como las Unidades de Protección del Pueblo (YPG), han sido un elemento clave en la lucha contra el Estado Islámico en Siria y representan un fuerte y estratégico aliado en el Medio Oriente para las potencias occidentales.
Una de las preocupaciones que esta agresión bélica ha provocado en Estados Unidos, la Unión Europea, Naciones Unidas y Rusia ha sido la del resurgimiento del Daesh. Sin embargo, de momento no se ha contabilizado una masiva fuga de combatientes del Estado Islámico además de unos 50 a 150 familiares de los radicales recluidos en los campos kurdos.
Al respecto, el funcionario explicó que el plan en Ankara es “continuar presionando a Turquía mientras evaluamos nuestras posibilidades de restablecer la relación a una situación normal, un elemento importante en ese retorno a la normalidad sería un alto el fuego”.
Por alto el fuego, quiero decir que las fuerzas militares sobre el terreno deben dejar de moverse, las fuerzas turcas y las Fuerzas de Siria Democrática (FSD).
Desde el inicio del operativo de Turquía en Siria, conocido como “Fuente de Paz”, Estados Unidos ha presionado para el alto al fuego. Primero fue con amenazas de “destruir” la ya frágil economía turca, y ahora ha tomado acciones con el aumento de montos arancelarios sobre el acero que, a pesar de todo, no ha provocado que las fuerzas militares de Ankara retrocedan o disminuyan su avance.
Sin embargo, la Casa Blanca no parece estar dispuesta a volver a colocar a sus tropas en la frontera entre Turquía y Siria, pues, de acuerdo al presidente Trump, Estados Unidos ya ha dejado atrás la época de guerras “estúpidas” en el Oriente Próximo.
El operativo militar de Turquía contra los kurdos inició el pasado miércoles 9 de octubre y ya ha dejado a más de 160.000 civiles desplazados, de acuerdo a cifras de la ONU.
Autoridades turcas elevan este número hasta 257.000, de los cuales 70.000 serían niños.