Pedro Arias Dávila, «Pedrarias«, fundó la ciudad de Panamá el 15 de agosto de 1519, en un lugar donde se emplazaba una comunidad aborigen, un lugar con abundancia de pescado y mariposas, de donde quizá recibió su nombre, por españolización de la lengua aborigen.

                                      

En el año 1671, la corona española recibió la noticia de las tres mil muertes causadas por el ataque pirata a Portobelo, entre el 28 de enero y el 24 de febrero. Los fallecimientos se debieron, entre otros, a los incendios, disparos y enfermedades que causó el ataque. El Gobernador de la ciudad, Pérez Guzmán, fue enjuiciado en España por ordenar el incendio de la ciudad, como estrategia de defensa, argumentando que prefería perder la ciudad antes que un imperio.

Poco antes, en 1760, los ingleses habían arrebatado Jamaica a los españoles. pretendían consolidar la posición de su flota y que la nueva colonia formara parte de Inglaterra. En el siglo XVII las coronas de España e Inglaterra estaban en disputa para hacerse con las posesiones y tesoros de América. Los ingleses contrataban los servicios de la piratería, “privateers”, a los que nombraban almirantes de sus flotas.

Las órdenes que recibían eran precisas, aunque tenían libertad de cambiar los planes si consideraban que podían hacer algo mejor por Jamaica. También tenían la orden de hacer un saqueo controlado, es decir que todas las riquezas saqueadas se repartían entre la corona inglesa, el jefe de la expedición y a tropa; pero, el privateer Morgan no pensaba igual.

Al mando de una flota de treinta y ocho barcos partió, en 1671, de la caribeña Isla de la Tortuga, con la orden de conquistar Santiago de Cuba; sin embargo, Morgan se tomó la libertad de cambiar el rumbo y se dirigió a Portobelo, con la intención de ser Gobernador de la ciudad. Según Vladimir Berrio Lemm, por un pelo los panameños no son de habla inglesa. Tras destruir la ciudad, Morgan volvió a Jamaica desencantado por no conseguir lo que fue a buscar. Antes de partir ordenó el saqueo de riquezas, y fue condenado; pero, su pena se conmutó y fue nombrado Vicegobernador de Jamaica, donde murió 13 años después.

                                                                

Fue en 1502 cuando Cristobal Colón inició su cuarto viaje. El 2 de noviembre, después de navegar por un litoral de aguas con fuertes vientos y oleaje, llegó hasta una bahía de aguas tranquilas y vegetación exhuberante, protegida por una pared rocosa en forma de herradura, una bahía de piratas, a la que llamó Porto Bello, pues le pareció un perfecto puerto natural.

En 1510, el conquistador Diego de Nicuesa fundó una ciudad un poco más al Este de la bahía, a la que llamó Nombre de Dios, hoy considerada la ciudad más antigua fundada por los europeos en América y que aún está habitada. El clima, la exhuberancia y las picaduras de lo mosquitos, hizo que se tomase la decisión de trasladar la ciudad; pero, otro acontecimiento iba a acelerar la decisión.

                                                               

En 1572, Francis Drake, uno de los más famosos piratas a las órdenes de la corona inglesa, asaltó y destruyó por sorpresa Nombre de Dios. Eso facilitó al conquistador Fernando Velarde la fundación de la nueva ciudad, San Felipe de Portobello, en honor del rey de la corona española Felipe II, que se convirtió en el principal puerto de la flota de las Indias españolas, desde donde partía el oro que llegaba desde el Perú.

La vulnerabilidad del puerto hizo temer el ataque de los piratas, por lo que la autoridad ordenó fortificar la bahía. El primero en intentarlo, aunque sin éxito fue el pirata William Parker, en 1602. Pero, quien sí lo consiguió fue el corsario inglés Henry John MorganEn 1673, a raíz de su ataque se decidió trasladar la ciudad hasta una ubicación más segura, que hoy se conoce como Casco Antiguo, lugar donde los españoles reconstruyeron la nueva ciudad para protegerla de posibles ataques piratas.

Otros piratas asediaron Portobelo, como el cruel y sangriento “El Olones”, quien acabó probando su propia medicina a manos de las tribus caníbales de la costa de Darién, y el almirante Edward Vernon, comandante de la Indias Occidentales inglesas, que en 1739 saqueó y destruyó la ciudad. En su honor, la reina le puso el nombre de Portobelo Farm a su granja que en el siglo XIX recibió el nombre de Portobelo Road, una de las calles más emblemáticas al oeste del actual LondresDespués, la ciudad fue reconstruida, aunque ya nunca volvió a tener el auge y la hegemonía de la época colonial hasta la construcción del Canal de Panamá.

                                                                   

Hoy día es un paraíso histórico. Las ruinas de Panamá la Vieja fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y las fortificaciones de Portobelo, con el nombre de Fortificaciones de la costa caribe de Panamá. La capital panameña tiene dos razones para celebrar 2019. Por una parte, se celebra el 500 aniversario de la fundación de la ciudad, Nuestra Señora de la Asunción de Panamá y, por otro, su estatus como Capital Iberoamericana de la Cultura.

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