El Museo Nacional de Río meses atrás fue arrasado por el incendio

Hace un par de días, me encontraba leyendo una novela documentada en torno a lo que fue el incendio de uno de los lugares más emblemáticos de Venecia, escrita por el autor John Berent cuyo título es “La ciudad de los ángeles caídos”, en donde magistralmente relata los entresijos que desataron dicho accidente en un teatro de ópera y los costos invaluables de las pérdidas.

Me dio por saber un poco más al respecto, cuando me encuentro otro caso emblemático que sucedió recientemente hace un par de meses, ahora en el Museo Nacional de Río. Lo primero que me llamó la atención es el hecho del referente histórico, historiográfico y museográfico; es decir, el edificio en cuestión, resulta ser de los más antiguos en su género en el país de Brasil.

Afortunadamente dicho siniestro no causó ninguna víctima, lo cual es infinitamente valioso. En la parte material, es otro el escenario, lamentablemente. Ahora bien, en lo que tiene que ver con las causas, de acuerdo a varios reportes que en su momento salieron a la luz pública, se estableció por consenso el desconocerse dichos motivos. Eso ya deja, en el imaginario colectivo, una sensación de malestar e incertidumbre.

Costos invaluables ante la pérdida de documentos en el Museo Nacional de Río

En cuanto a las pérdidas materiales, y más que centrarnos en la parte cuantitativa, es menester centrarnos en la parte cualitativa. Y lo primero que hay que señalar es que se han quemado documentos que son, historiográficamente hablando: irreparables. Simple y llanamente se han perdido para siempre. Como sucedió en la gran biblioteca de Babilonia.

Esto nos hace preguntarnos hasta dónde están implícitas las responsabilidades al respecto, por parte de las autoridades. Si bien, en algunos aspectos, como el financiero, pueden responder, ¿cómo hacerlo ante pérdidas irreparables?

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