Cuando sentimos que algo va mal en nuestro organismo, pedimos cita a nuestro médico de familia, esperamos nuestro turno un buen rato y, después, en un par de minutos, ya estamos saliendo de la consulta. Y eso los que nos beneficiamos de la sanidad universal; pero, cuando el mundo se resiente de su salud, ¿a quién pide cita?

Más de la mitad de la población mundial no tiene acceso a la sanidad. La pobreza, las desigualdades sociales, políticas, económicas y de género siguen creciendo. La emigración ha movido a 244 millones de personas de sus países de origen, un 3% de la población mundial, de ellos, 65 millones entre refugiados, exiliados y desplazados internamente, en contra de su voluntad debido a los regímenes políticos, conflictos bélicos, desastres naturales, tecnológicos y humanitarios.

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La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible considera que la salud es vital para nuestro futuro y pide a todas las partes interesadas que garanticen una vida sana y promuevan el bienestar de todos a todas las edades, siendo éste un objetivo primordial de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Para alcanzar los objetivos de la Agenda, la OMS continua su labor poniendo en marcha para el período 2019-2023 su 13.º Programa General de Trabajo, un nuevo plan quinquenal centrado en garantizar lo que denomina como objetivo de “los tres mil millones”, 1000 millones más de personas con acceso a la sanidad universal, 1000 millones más protegidos frente a las emergencias y 1000 millones más que disfruten de una mejor salud y bienestar, y los define como sus objetivos estratégicos.

A lo largo de su Programa, la OMS, bajo el lema “Promover la salud, preservar la seguridad social y servir a las poblaciones vulnerables”, aborda cada una de las 10 amenzas que considera prioridades claras para 2019, situando el impacto sobre las personas más vulnerables en el centro de su labor.

Entre las cuestiones que requieren su atención están, las enfermedades prevenibles por vacunación (diabetes, cáncer y cardiovasculares), que además exacerban la salud mental (que se inicia a los 14 años) y los suicidios (causa principal de muerte de jóvenes entre 15 y 19 años), el aumento de patógenos farmacorresistentes (tuberculosis), las crecientes tasas de obesidad y de la inactividad física, los efectos para la salud del consumo de tabaco, alcohol y dietas poco saludables, la contaminación del aire (cadiopatías, neumopatías y cáncer), el cambio climático (paludismo, diarréa, desnutrición y estrés calórico) y las crisis humanitarias (sequías, hambrunas, conflictos, migraciones y desplazamientos interiores).

El mundo se enfrenta a la amenaza de epidemias y pandemias, por eso la OMS ha puesto su punto de mira en el acceso a la atención básica sanitaria de las poblaciones más frágiles y vulnerables y en la mejora de los establecimientos de atención primaria; en la renuencia a la vacunación (sarampión), por complacencia o desconfianza, a pesar de tener vacunas, y el fomento de un uso prudente de los antimicrobianos para evitar la resistencia de los patógenos a los fármacos (tuberculosis).

Otro reto es erradicar enfermedades, no transmisibles como la diabetes, cáncer y cadiovasculares, y transmisibles como el sarampión, tuberculosis, Ebola, Denge, VIH, Zika, Nipah, Síndromes respiratorios y paralizantes, y la Enfermedad X, que define un patógeno aún desconocido que pudiera ser precursor de una epidemia).

Por si no fuera poco, la OMS advierte que el mundo se enfrenta a una pandemia de gripe, no se sabe cuándo ni cómo se producirá, y no está preparado, por lo que tendrá que mejorar su preparación y respuesta a las emergencias sanitarias, garantizar un acceso efectivo y equitativo a las pruebas diágnostiscas, vacunas y tratamientos antivíricos.                                         

Para ello, la OMS, junto a sus asociados, se propone aumentar su liderazgo, mejorar los sistemas de salud, impulsar la investigación y el desarrollo, lograr un mayor impacto en la salud pública de cada país, fortalecer su labor normativa, obtener financiación para la movilización de recursos y actuar con sentimiento de urgencia, proporcionalidad y calidad.

Hay que reconocer que si en una tirada de Tarot nos sale la carta de El Loco, pensaríamos que no tenemos salvación. Por si acaso, la OMS nos da un pequeño tirón de orejas: fumamos como cosacos, abusamos del alcohol, comemos fatal y estamos obesos, por lo que, para 2030, se propone ponernos a correr un poquito todos los días a un 15% más de la población. 

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