La noche del 31 de diciembre es una tradición quemar monigotes para recibir el año nuevo, en un ritual que representan lo malo del año que finaliza.

A pesar de las dificultades económicas por las que está atravesando Venezuela, las familias venezolanas no quieren renunciar a sus tradiciones en estas fechas navideñas.

Una antigua tradición Andina: Todos los males, arden con el Año Viejo

Los monigotes, que suelen representar personajes de la vida pública que “se han portado mal” durante el año, se fabrican de forma rudimentaria con materiales reciclados, plasmando los males de la otrora rica Venezuela, y su quema se realiza con pirotecnia.

El monigote se rellena con pólvora que arde durante las 12 campanadas anunciando la llegada del nuevo año.

Los vecinos lo colocan en un esquina o lugar estratégico donde piden a los que pasan para comprar los fuegos artificiales que llenan la figura.

Poco antes de la medianoche, los vecinos se reúnen para ver la colorida quema del “Año Viejo” y, después, viene el acostumbrado abrazo de fin de año.

La inflación inspira al Año Viejo en San Cristobal

Este año, inspirado por la belleza de las mujeres venezolanas, Eduardo Labrador, un mecánico vecino de San Cristobal, capital de Táchira, Estado fronterizo con Colombia, diseñó a Miss Inflación, una muñeca robusta vestida de harapos, que representa la galopante escalada de precios que ha obligado a 2,3 millones de venezolanos, según la O.N.U., a abandonar el país desde 2015.

El Fondo Monetario Internacional estima la escalada de precios en 1.350.000 % y, para 2019, será de ¡10.000.000%! Con un salario mínimo de 4500 Bolívares, equivalentes en paridad a unos 6 dólares, apenas alcanza para comprar dos kilos de carne.

                                                            

Ana Quintero, vecina también de San Cristobal, expresa su dolor por la marcha de varios de sus familiares con el diseño frente a su casa de una escena que representa un viejo carro lleno de maletas con una familia a bordo, un puesto para sellar pasaportes y una valla en la que se puede leer: “Adiós Venezuela”

Pero, aunque este año sea escasa la pólvora, eso no impedirá que en las calles de San Cristobal arda Miss Inflación.

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