Los siameses son gemelos que aún después de nacer continúan unidos. Este tipo de nacimiento no es muy común, sin embargo, las estadísticas arrojan que, ocurre uno por cada 200 mil nacimientos, con un porcentaje muy bajo de supervivencia entre el 5% y el 25%.
En ese sentido, vamos a conocer la historia de las siamesas, Marieme y Ndeye, de dos años y ocho meses que nacieron en Senegal, Dakar, pero actualmente viven en Reino Unido con su padre, Ibrahima Ndiaye, con la ilusión de algún día lograr separarlas.
La historia desde el inicio
Todo indicaba que Ibrahima Ndiaye, director de proyectos y su pareja tendrían una hija, según las ecografías, alegando que «Las ecografías mostraban una niña», y añadió, «Solo una niña».
Asimismo, recuerda el día del nacimiento, el 18 de mayo de 2016, donde mientras a su pareja le practicaban cesaría porque su vientre era muy grande, él «Le hacía señas a mi mujer detrás del vidrio, diciéndole que todo iba a salir bien». Incluso manifestó que «Los médicos se llevaron a la bebé rápidamente, diciéndome que todo estaba bien», eso le dio mucha tranquilidad y paz, saber que su hija estaba bien.
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Sin embargo, ocurrió algo que no esperaba, debido a que, recibió un mensaje donde se le pedía que el especialista en obstetricia y ginecología, el Doctor Lamine Cissé quería hablar con él.
Al encontrarse ambos de frente, el doctor seriamente le dijo: “necesitamos hablar de las gemelas» algo que evidentemente lo sorprendió, pero no sabía todavía que se trataba de siamesas, hasta que el doctor le explicó que “Están unidas”.
Luego al procesar, y entender bien a qué se refería el doctor manifestó sentirse muy enojado con las personas encargadas de hacer la ecografía, quienes en un principio habían asegurado que se trataba de una niña nada más.
La noticia fue muy fuerte y aunque minutos antes le daba gracias a Dios por el nacimiento de su hija, al rato «No podía hablar, lloraba. Pateaba cosas y me enfurecía con Dios».
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El momento de conocer a sus hijas
Ibrahima Ndiaye se sentía más tranquilo, era momento de conocer a sus hijas y manifestó que «Esperaba que pudiese ser algo simple y que pudiesen separarlas fácilmente».
Al entrar a la habitación recuerda que se sentía “superado por la situación, pero curioso» y al acercarse vio que «Las estaban pesando en una balanza, por eso lo primero que vi fue sus rostros mirándome.
Luego les vi el brazo unido» y agregó «Las dos me miraban, y me quedé helado» y no podía parar de llorar.
Con el paso de las primeras semanas de las hermanitas, su padre siempre investigaba sobre siamesas y también buscaba ayuda intentando localizar a hospitales para conocer si las bebés se podían separar, pero no tenía éxito en ese sentido; y tras tantos rechazos tuvo esperanzas al conocer la historia de otras hermanas siamesas con 20 años Abby y Brittany Hensel, en un documental.
Las siamesas son maestras, manejan e incluso hacen deportes y fue donde Ibrahima Ndiaye vio que sus hijas podían sobrevivir y añadió: «Si algo me inspiró, fue este documental».
Asimismo manifestó que, “Vi la determinación de la familia, cómo habían protegido a sus hijas y cómo lucharon por ellas…. Y se dijo a sí mismo: «voy a hacer esto por mis niñas».
Las hermanas, Marieme y Ndeye, con el pasar de los días crecen con normalidad, pero más adelante su padre puede enfrentarse a una fuerte decisión para separarlas.
Marieme es más débil que su hermana, su corazón no es tan fuerte, lo que puede significar un gran riesgo. Ambas comparten vejiga, el hígado y el aparato digestivo, pero tiene cada una su corazón y cerebros totalmente sanos.
Su brazo está unido y ambas pueden moverlo, sin embargo, Ndeye lo usa más. Las hermanas son felices, están hablando poco a poco y juegan con más niños, cantan, se ríen y les gusta ver la televisión.