Francisco Toledo, quien sacudió la escena del arte mexicano de los años 60 con su nuevo enfoque de la pintura, la escultura, la impresión, el tejido de tapices y la preservación del patrimonio cultural que lo inspiró, ha muerto.

Con su cabello desordenado, su ropa desaliñada y su afición por los huaraches o las sandalias de cuero, Toledo era un feroz defensor de la cultura de su estado natal, Oaxaca, el corazón del pueblo indígena zapoteca y donde murió el jueves a los 79 años de edad.

Sus pinturas a menudo mostraban amate, un papel prehispánico hecho de corteza de árbol y elementos de la herencia de Oaxaca, que incorpora saltamontes en las comidas diarias.

Padre de cinco hijos, entre los que se encuentran el reconocido artista del tatuaje Dr. Lakra, la artista conceptual Laureana Toledo y la poeta Natalia Toledo, se mantuvo fiel a sus orígenes a pesar del reconocimiento internacional desde Tokio hasta Nueva York.

“Si hablas un idioma indígena porque perteneces a una comunidad, debes (ser) respetado como comunidad, no deben decir que eres inferior porque tienes la piel más oscura o eres superior porque eres blanco”, dijo Toledo en una entrevista con Reuters, hablando de las desigualdades de México.

 

El pintor oaxaqueño Guillermo Olguín, vecino de Toledo, lo llamó “quizás el artista mexicano más talentoso, generoso y místico de toda una generación”.

“Con su liderazgo… y sofisticación, puso los ojos del mundo en un estado pequeño como Oaxaca, y lo puso en el mapa como un epicentro de arte y resistencia”.

La casa de subastas Christie’s dijo en su sitio web que vendió una de las piezas de Toledo, creada en 1975 y titulada “Tortuga poniendo huevos”, por poco más de $ 1 millón en el año 2018.

Toledo más tarde se centró en la vida pública en Oaxaca, fundando un instituto de artes gráficas para mantener vivo el grabado y ayudando a establecer el museo de arte contemporáneo del estado. Su energía e ideales inspiraron a las nuevas generaciones de artistas y ayudaron a convertir a Oaxaca en un importante destino artístico mundial.

En 2005, Toledo recibió el Premio Right Livelihood Award, también conocido como el Premio Nobel alternativo de Suecia, “por dedicarse a sí mismo y su arte a la protección y mejora del patrimonio, el medio ambiente y la vida comunitaria de su natal Oaxaca”.

“Mis padres son migrantes; Soy más de la ciudad que del país, pero siempre supe lo que era el país”, dijo en una entrevista con El País.

Y de ahí viene lo que pinto, aunque no vengo de un mundo primitivo, manifestó.

“El mundo del arte está de luto”, dijo en Twitter el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador. “El maestro Francisco Toledo, oaxaqueño, increíble pintor y extraordinario promotor cultural, un verdadero defensor de la naturaleza, las costumbres y las tradiciones de nuestro pueblo, falleció. Descansa en paz.»

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