El caso de Laura Luelmo, la profesora Zamorana de 26 años asesinada el pasado mes de diciembre, causó gran conmoción e indignación.
El culpable, Bernardo Montoya, criminal reincidente, esta encarcelado y ha confesado su terrible crimen. Está en la cárcel de Morón de la Frontera, donde él mismo ha renunciado a salir al patio, por miedo a las replesalias de otros presos, se ha sabido que está amenzado de muerte y se le cambió de cárcel para salvaguardar su integridad.
Ya había sido detenido por asesinar a una anciana y por intentar violar y matar a otra mujer. Esto ha desatado un fuerte debate sobre la prisión permantente revisable, solo hacía dos meses que había salido de la cárcel.
La familia pide respeto
La profesora ya había expresado días antes que se sentía observada por ese hombre, que sacaba su silla a la calle con la finalidad de espiarla.
Laura estaba en Huelva solo de manera temporal, como profesora sustituta, sustituyendo a una compañera que estaba de baja por maternidad.
Durante todo este tiempo se han publicado todo tipo de detalles sobre el calvario que Laura tuvo que sufrir a manos de su asesino, esto causó el lógico enfado de sus padres, que expresaron que están de acuerdo con que se informe pero piden que se evite dar detalles escabrosos que no hacen sino agrandar su dolor y que vulneran el derecho a la intimidad de su hija.
Aprovecharon para agradecer todas las muestras de cariño y apoyo en estos difíciles momentos.
En la más estricta intimidad
Hasta ahora no habían podido recuperar el cuerpo de Laura, ya que los forenses todavía tenían que realizar diversas pruebas, las que se realizaron al principio revelaban que tal vez tardó 2 o 3 días en morir pero finalmente se ha podido averiguar que lo mas seguro es que falleciera el mismo día, después de que Bernardo Montoya abusara sexualmente de ella y la golpeara brutalmente.
Finalmente, 17 días después de haberse hallado el cuerpo, la incineración ha sido autorizada por la jueza encargada del caso, tras realizársele las últimas pruebas al cadaver de la joven en el Instituto Anatómico Forense de Huelva.
La incineración se ha realizado en el tanatorio de Gibraleón, en la más estricta intimidad de la familia.