Este jueves, el rey Felipe VI de España ha convocado a una ronda de consultas con los líderes de los partidos políticos para los días 16 y 17 de septiembre con el fin de proponer un candidato que cuente con el apoyo parlamentario para formar un gobierno.
La decisión el monarca la ha tomado luego de una reunión con la presidenta del Parlamento español, Meritxell Batet en la que evaluaron la situación de la investidura del presidente, acto que ha sido bloqueado para el actual mandatario en funciones, Pedro Sánchez, por carecer de apoyo legislativo y por no haber logrado un acuerdo con Podemos.
En este sentido, la consulta buscará constatar que el rey “puede proponer un candidato a la Presidencia del Gobierno que cuente con los apoyos necesarios” en el Congreso.
De no poder proponer un candidato idóneo, el rey entonces procederá a disolver las dos cámaras parlamentarias el próximo 23 de septiembre y llamaría a elecciones legislativas para el 10 de noviembre, como establece la Constitución española.
No es la primera vez que el rey recibe a Batet. El pasado 26 de julio, el monarca se encontró con la parlamentaria tras el fracaso de la investidura de Pedro Sánchez y entonces acordaron “no iniciar, por el momento”, nuevas consultas con los representante políticos del Congreso.
Sin embargo, a casi dos meses de esa decisión, no ha habido forma de desbloquear el gobierno, por lo que el monarca convocará la ronda de consultas para las que Batet deberá entregar una lista de los representantes de los partidos que serán recibidos en el palacio de la Zarzuela.
Con esta medida, Felipe VI completará su séptima ronda de consultas políticas en sus cinco años de reinado. En comparación, su padre Juan Carlos I realizó un total de 10 en 39 años.
En los últimos meses, España ha vivido una situación de crisis política por la imposibilidad de formar un gobierno debido a una falta de apoyo parlamentaria para lograr la investidura.
La solución parecía haber sido la formación de un gobierno de coalición entre el PSOE y Podemos. Sin embargo, Sánchez veía inviable este tipo de negociación y buscaba impulsar un gobierno completamente socialista, algo que, al final, no dio resultados.
Esto se debió al rechazo de Pablo Iglesias en aceptar una coalición con una vicepresidencia y tres ministerios por ser “insuficiente”, oferta que para los socialistas ya caducó.