Este miércoles, el gobierno y la población estadounidense se unen para conmemorar los atentados terroristas del 11 de Septiembre de 2001 (conocido popularmente como 9/11 u 11-S), en el que 2.973 personas perdieron sus vidas y más de 6.000 resultaron heridas.
Se trataría del ataque terrorista más trágico contra Estados Unidos, luego de que cuatro aviones comerciales fueran secuestrados y se estrellaran contra las Torres Gemelas (World Trade Center), contra el Pentágono y una zona rural en Pensilvania.
El llamado anual es a no olvidar y las actividades de conmemoración se realizarán en la Zona Cero de Nueva York, epicentro de la tragedia; el Pentágono y Pensilvania.
El primero de los actos, el de la Zona Cero ya inició con la participación de familiares de las víctimas y la ciudadanía neoyorquina en general que jamás podrá olvidar ese fatídico día.
A las 8:46 exactamente sonaron unas campanas, simbolizando el momento en el que el primer avión impactó contra la torre norte del World Trade Center, y fue seguida de un minuto de silencio.
Luego, como cada año, desde el 2002, los asistentes prosiguieron a leer los nombres de los fallecidos, uno de los momentos más emotivos del día.
El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, también forma parte de los actos conmemorativos y estará desde el Pentágono, junto a Mark Esper, secretario de Defensa.
El acto incluye un discurso del presidente, un minuto de silencio, el sonar de las campanas, que simbolizarán el impacto del tercer vuelo comercial secuestrado y la lectura de los nombres de los 184 fallecidos en este ataque.
Por su parte, el vicepresidente Mike Pence, dirigirá la ceremonia en Pensilvania, donde el último y cuarto avión secuestrado se estrelló y donde los 40 pasajeros perdieron la vida.
Como en los otros actos, el mismo contará con el repique de las campanas, un minuto de silencio y la lectura de los nombres de las víctimas.
El 9/11 como sucedió
El martes 11 de septiembre de 2001, el grupo terrorista Al Qaeda, liderado entonces por Osama Bin Laden, secuestró los aviones de los vuelos 11 de American Airlines y 175 de United Airlines para llevar a cabo lo que se convertiría en el ataque terrorista más mortífero de la historia de EE.UU.
Fue a las 7:59 exactamente cuando el primer avión, el del vuelo 11 de American Airlines (un Boeing 767) despegó desde el Aeropuerto Internacional Logan de Boston con destino hacia Los Ángeles.
A bordo iban 92 pasajeros.
Mientras que a las 8:14 de la mañana, el segundo avión, el 175 de United Airlines despegó desde el Logan con destino, también, hacia Los Ángeles con 65 pasajeros a bordo.
Sin embargo, el destino fue cambiado sin conocimiento de los pasajeros de ambos vuelos. No se dirigían hacia Los Ángeles, sino Nueva York, donde a las 8:46 de la mañana se estrelló el primer vuelo.
De acuerdo a un reporte de la Comisión del 9/11, dos asistentes de vuelo lograron contactar a American Airlines para notificar el secuestro, así como el uso de aerosoles de defensa personal, apuñalamientos y amenaza de bomba.
La última comunicación de este vuelo sería cuando la asistente Madeline “Amy” Sweeney le dijo al manager de Servicio de Vuelos Americanos, Michael Woodward: “Dios mío, vamos muy bajo”.
El segundo choque se produjo a las 9:03 de la mañana, cuando el vuelo 175 de United Airlines se estrella contra la torre sur del WTC.
La última comunicación oficial con el control de tráfico aéreo se realizó a las 8:42. Sin embargo, los pasajeros ofrecieron información del vuelo a familiares por llamadas telefónicas privadas.
Brian Sweeney llamó a su esposa Julie para decirle que el avión fue secuestrado. Peter Hansen le contó a su padre, Lee, que creía que buscaban “ir a Chicago o a algún lugar y estrellarse contra un edificio”.
El presidente George W. Bush se enteró de los ataques a las 9:05 de la mañana, cuando realizaba una actividad en un salón de clases de un segundo grado.
De acuerdo al exmandatario, al principio creyó que el choque fue un accidente por clima o algún problema extraordinario con el piloto y no fue sino hasta que le notificaron del segundo choque que entendió que EE.UU. estaba bajo ataque.
Más de media hora después, a las 9:37 el tercer vuelo, el 77 con destino a Los Ángeles desde Washington, se estrella contra el Pentágono.
La pasajera Barbara Olson llamó a su esposo Ted, el fiscal general de EE.UU., para informarle del ataque y que la aeronave estaba “volando muy bajo sobre las casas”.
Minutos después, controladores del tráfico aéreo del aeropuerto de Washington observan un avión en su radar volar “a altas velocidades”, por lo que autoridades del aeropuerto Ronald Reagan le advierte al Servicio Secreto del ataque poco antes de que se estrellara el avión.
El último avión no se estrelló sino hasta las 10:03 de la mañana, luego de que los pasajeros se enteraran por teléfono de los ataques en Nueva York y el Pentágono y decidieran intentar retomar el control del vuelo.
De acuerdo a una llamada, los pasajeros votaron sobre si irían con el piloto para intentar retomar el avión y la mayoría aceptó.
La revuelta inició a las 9:57, cuando los pasajeros cortaron comunicaciones con sus seres queridos. Uno de los pasajeros dijo: “Todos están corriendo hacia primera clase. Me tengo que ir. Adiós”.
El avión habría sido estrellado deliberadamente en un campo por parte de los terroristas a bordo con el fin de evitar que los pasajeros tomaran el control.