Los ‘chalecos amarillos’, en medio de la polémica por el uso de balas de goma por parte de la policía vuelven a las calles de París.

Una nueva protesta de los chalecos amarillos comienza en Francia

Las movilizaciones en las calles francesas llevan ya dos meses y medio desde su inicio reclamando contra la política fiscal del gobierno de Emmanuel Macrón, los manifestantes piden que no continúen los aumentos, recuperar su poder adquisitivo perdido y los servicio públicos, pero esta vez se suma una nueva causa: poner fin a la violencia policial y al abuso del poder represivo.

El 1 de febrero, el Consejo de Estado de Francia dio autorización a la policía de utilizar balas de goma hacia los manifestantes que estén perturbando el orden. Con el fin de reclamar que ésto sea prohibido, los chalecos amarillos se manifiestan este sábado con el lema ‘gran marcha de los heridos’.

En París, los manifestantes denunciarán el uso de lanzador (rifles suizos LBD 40) por parte de los oficiales de la policía, según datos del Ministerio del Interior, desde el 17 de noviembre de 2018 hasta la fecha, fueron disparadas 9.228 balas de goma en las protestas registradas en las ciudades francesas, habiendo causado heridas de gravedad en muchas personas. Según indica el colectivo «Desarmémoslo» fueron por lo menos 20 las personas que recibieron heridas de gravedad en sus ojos desde el 17 de noviembre, y muchas de ellas han quedado tuertas.

La invitación a todos aquellos que quisieran formar parte de la marcha fue realizada por Facebook. Los organizadores pidieron a los asistentes que asistan a la manifestación «con vendas en un ojo y pintar de rojo los chalecos amarillos como si fuera sangre como muestra de «solidaridad con las víctimas y las familias».

‘Chalecos amarillos’ piden que termine la violencia policial

Las manifestaciones de los chalecos amarillos comenzaron como forma de demostrar el rechazo hacia el aumento planificado del impuesto sobre el combustible, pese a que el gobierno de Macrón dio un paso atrás en este incremento, las movilizaciones no han cesado y se repiten cada sábado con un movimiento amplio de personas que rechazan las políticas oficiales y las reformas económicas.

Los chalecos amarillos exigen aumento en sus salarios, se quejan por la incapacidad de encontrar un trabajo que les ofrezca buena remuneración, acusan a las autoridades de no estar cerca de la gente y de trabajar en beneficio de las clases más altas de Francia.

El pasado jueves, el presidente Emmanuel Macrón declaró que también podría ser un chaleco amarillo si el movimiento se diera por el aumento de salarios,  «Si ser un ‘chaleco amarillo’ significa querer que hayan menos parlamentarios y que el trabajo se pague mejor, ¡yo también soy un ‘chaleco amarillo’!», fueron las palabras del mandatario.

El sábado anterior, unas 69.000 personas se movilizaron en las calles de toda Francia, 4.000 de ellos en París. Las manifestaciones terminaron con 223 personas detenidas por la Policía de la capital francesa.

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