Tras un suceso espacial ocurrido el pasado año, científicos de la Universidad de Maryland y del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) obtienen más datos acerca de los agujeros negros y su funcionamiento.

Una enorme explosión de luz de rayos X fue detectada por un instrumento japonés que se encontraba a bordo de la Estación Espacial Internacional (ISS) a más de 10.000 años luz de la Tierra, en la constelación de Leo.

El resplandor que produjo creció hasta ser seis veces más brillante que la Nebulosa del Cangrejo, que es un resto de nebulosa que se encuentra a mitad del camino en dirección a la explosión. Los científicos determinaron que la fuente del estallido de luz era un agujero negro que se encontraba atrapado en medio de la explosión mientras devoraba una avalancha de gas y polvo de una estrella cercana. El agujero era relativamente pequeño, de diez veces más la masa del Sol.

A partir de los datos obtenidos luego de este suceso, los científicos pudieron observar el cambio que dan los agujeros negros cuando devoran una estrella.

Ecos en el espacio

El grupo de científicos de Maryland y Massachusetts, detectó lo que llamaron ‘ecos’ dentro de la explosión, los cuales podrían dar luces acerca de cómo evolucionan los agujeros negros mientras se alimentan, a partir de lo cual han desarrollado un estudio.

El estudio fue publicado por la revista Nature y anunciado en la reunión anual de la Sociedad Astronómica Estadounidense en Seattle, Washington, donde el equipo explicó cómo la corona del agujero, el halo de electrones altamente energizados que lo rodea, se contrae significativamente, desde una extensión de 100 kilómetros a apenas 10 en poco más de un mes, cuando consume altas cantidades de material estelar.

«Esta es la primera vez que vemos que la corona se reduce durante esta fase particular de la evolución del estallido», explicó Jack Steiner, investigador del Instituto Kavli de Astrofísica e Investigación Espacial en el MIT.

«La corona todavía es bastante misteriosa, y aún tenemos una comprensión poco clara de lo que es. Pero ahora tenemos evidencias de que lo que está evolucionando en el sistema es la estructura de la corona en sí», añadió.

MAXI J1820 + 070:una de las fuentes más brillantes del cielo

El agujero negro que está siendo estudiado fue detectado el 11 de marzo del recientemente pasado año. Lleva por nombre MAXI J1820 + 070, nombre que le fue dado por el instrumento japonés que lo detectó, el cual se dedica a monitorear constantemente todo el cielo en busca de destellos de rayos X y explosiones de luz.

En unos pocos días, MAZI pasó de ser totalmente desconocido a hacerse notar por convertirse en una de las fuentes de rayos X más brillantes en el cielo. Poco después, los investigadores observaron el evento con NICER, otro eficaz instrumento de la ISS, diseñado en parte por el MIT, utilizado para medir los fotones de nuevos rayos X entrantes.

«Este agujero negro, brillante y en auge, apareció en escena, y estaba casi completamente despejado, por lo que obtuvimos una visión muy prístina de lo que estaba pasando», dice Steiner.

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