En los años cincuenta, Marilyn Monroe se arregló los dientes hasta cincelar su icónica sonrisa, lo mismo han hecho en nuestros días Tom Cruise, George Clooney o Miley Cyrus.
El ídolo mexicano Luis Miguel se corrigió hace años un diastema, dientes separados, al igual que Zac Efron, estrella de High School musical.
Los pequeños dientes de Nicole Kidman dejaban asomar la encía superior. Se lo corrigió removiendo tejido de la zona.
Hoy día miles de clientes llegan a las consultas de los dentistas en busca de una «sonrisa de anuncio», es decir, sin huecos entre los dientes y con un reluciente tono marfil.
Dientes blancos garantía de éxito profesional
Según un estudio casi un 80 por ciento de los jóvenes relaciona la sonrisa directamente con el éxito profesional.
Tanto es así que los tratamientos estéticos, implantes y ortodoncias serán los más demandados, con un crecimiento del 96 por ciento anual.
Esta fiebre por unos dientes perfectos se convertirá en una de las mayores fuentes de ingresos en los próximos años en el sector.
La propia OMS reconoce que la estética dental también es salud. Tiene como objeto que una dentadura sea bonita, saludable y funcional, a diferencia de la cosmética dental que sólo trata de enmascarar un situación para que parezca otra.
Uno de los tratamientos estéticos más demandados para corregir la tinción que dejan los alimentos, el tabaco o el café en la dentadura es el blanqueamiento.
Riesgos del blanqueamiento de los dientes
Los dientes tienen un pequeño porcentaje de agua, que es lo que se tiñe debido a los líquidos o a las verduras.
El blanqueamiento deshidrata los dientes, pero no es definitivo. Y si no se hace bien puede provocar sensibilidad gengival.
Se usa peróxido de hidrógeno o de carbamida, lo que llevan los chicles blanqueadores, por ejemplo. Es como si te los limpias en casa con agua oxigenada a lo bestia.
Su uso provoca una ligera agresión en el esmalte, por lo que los dentistas desaconsejan los productos adquiridos en farmacias, por su baja eficacia.
También aconsejan tratamientos puntuales, cada tres o cuatro años. Para ellos no tiene sentido hacerse un blanqueamiento cada seis meses, teniendo en cuenta los riesgos asociados.
Pero, la búsqueda de la sonrisa perfecta conlleva otros riesgos, incluidos los trastornos psicológicos.
Blancorexia, una obsesión por tener los dientes blancos
La blancorexia es la obsesión por tener una dentadura lo más blanca posible.
Ese empeño por unos dientes perfectos también puede derivar en una dismorfía dental, un trastorno obsesivo sobre la apariencia de nuestra sonrisa.
Es un trastorno propio de nuestros días y, según los expertos, puede estar en relación por la obsesión de documentar nuestras vidas en redes sociales, que incluye una sonrisa a prueba de selfies, lo que podría llamarse una «sonrisa instagram».
Y un último consejo experto, “desconfíe de las gangas”.