El equipo de fútbol tailandés que quedó atrapado en una cueva durante 17 días el año pasado volvió este lunes, 24 de junio, para celebrar una serie de rituales budistas en agradecimiento al exbuzo de la marina, Saman Kunan, que perdió la vida en un dramático rescate que mantuvo en vilo al mundo.
En el ritual los doce niños -vestidos con camisetas amarillas- y su profesor de futbol entregaron dádivas a unos monjes a la entrada de la gruta Tham Luang, en la norteña provincia de Chiang Rai, lugar donde quedaron atrapados el 23 de junio de 2018.
El más joven de los rescatados, Chanin Vibulrungruang, de 12 años expresó lo siguiente:
“Mi vida ha cambiado mucho porque ahora mucha gente me reconoce”.
Por su parte, Ekkapol Chantawong, entrenador adjunto del equipo de fútbol Wild Boars, le expresó a Reuters Video News mientras el grupo colocaba flores delante de un retrato del buzo colocado junto a una fila de monjes de cabeza rapada con túnicas naranjas, que quería “dar las gracias al Sargento Sam”.
Asimismo, señaló que “sin él, los chicos y yo no estaríamos aquí”.
[irp posts=»11328″ name=»Tailandia un paso adelante: La Marihuana esta despenalizada y es legal»]
Maratón para conseguir fondos
Esta actividad forma parte de la celebración realizada el domingo 23 de junio, cuando los tailandeses realizaron un maratón para agradecer por la vida de los jóvene.
El objetivo principal de la carrera fue para conseguir fondos para mejorar las condiciones de la ahora famosa cueva de Tham Luang.
En esta actividad participaron más de 5.000 ciclistas y atletas tailandeses.
Lo ocurrido el 23 de junio de 2018
Hace un año 12 niños de entre 11 y 16 años de edad y su entrenador, pertenecientes al equipo de fútbol juvenil Jabalíes Salvajes, quedaron atrapados en una cueva después de que los aguaceros de la temporada de lluvias inundó los túneles de una red de cuevas que estaban recorriendo en la provincia de Chiang Rai, en el norte del país.
Los esfuerzos para rescatarlos acapararon la atención mediática al tiempo que expertos de todo el mundo se ofrecían voluntarios para ayudar.
Saman Kunan, un antiguo miembro de una unidad de élite de la Armada Tailandesa, falleció en la noche del 5 de julio después de entrar en la cueva para colocar botellas de oxígeno a lo largo de una posible ruta de escape.
Finalmente, la esposa de Saman, Waleeporn Kunan, expresó que los niños siempre le expresaron su gratitud cuando se cruzaron en el barrio donde todos viven.