La idea de establecer propósitos de año nuevo se ha vuelto más una costumbre que un plan
Hay que señalar que prácticamente todos, al final del año, tenemos la costumbre de establecer lo que consideramos son nuestros propósitos de año nuevo, los cuales, hay que reconocerlo, muchas veces no cumplimos. Si no es que todos, al menos la mayoría. De hecho, estas quedan muchas veces en el papel escritas. Bueno, incluso muchos proyectos anuales ni siquiera se escriben, solo se tienen en la mente, lo que es peor.
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Todos tenemos cierta noción de cuáles son los propósitos de año nuevo más comunes, estos son, en primer lugar, los que se relacionan con la idea de bajar de peso. De hecho, esta es la más popular de todas. Otras ideas se relacionan con el hecho de cambiar de trabajo o, por lo menos, subir de puesto en la misma compañía en la que actualmente se encuentra uno. Otras son el ahorrar y/o comprar casa.
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Criterios a tener en cuenta al establecer propósitos de año nuevo
Lo cierto es que debemos de tener unos criterios elementales para poder establecer de manera congruente algunos propósitos de año nuevo, como lo son el de que, en esencia, verdaderamente quiera uno llevar a cabo dicho cambio.
Pensemos, por ejemplo, en la idea de terminar una tesis o escribir un libro. ¿Realmente quiere uno hacerlo? El responder de manera genuina, honesta y categórica en ello, marcará la diferencia de lograrlo o no.
Si se decide hacerlo, solo basta con elaborar un plan de trabajo cuidadoso y ejecutarlo de manera cabal y con disciplina. Esa es la sutil e importante diferencia. En caso contrario, si se ha decidido no elaborar una tesis o escribir un libro, también se ha logrado un objetivo. Por supuesto, con el atenuante de aceptar las consecuencias. En el caso de no elaborar una tesis que deba hacer un estudiante, sabe los costos de ello.