Una baja autoestíma o un bajo nivel de confianza en nosotros mismos pueden jugarnos muy malas pasadas. Pueden disuadirnos de hacer muchas cosas que quisiéramos hacer pero no nos atrevemos a realizar.
El inicio del camino para conseguir confianza en nosotros está en nosotros mismos. Por supuesto todo esto lleva su proceso, son muchas las barreras que poco a poco tenemos que derribar.
Veamos unos consejos para empezar a creer en nosotros mismos y a derribar mitos que pueden hacernos mucho daño si insistimos en repetírnoslos todo el tiempo.
Ser más justos y realistas con nosotros mismos
Un primer paso es analizarnos con cierta distancia, como viéndonos un poco desde fuera. Muchas veces después de hacerlo llegamos a la conclusión de que no nos conocemos realmente. Es bueno analizar el camino que hemos recorrido hasta ahora, nuestros éxitos, nuestras decepciones, y buscar que hay detrás de ellos.
Ser positivos
Disfrutemos más del presente, es bueno fluir más y resistirse menos, sin pensar demasiado en el pasado o en el futuro.
Por experiencia propia sé lo inquietante que puede ser pensar con miedo en lo que nos traerá el futuro, eso no lo sabemos con total seguridad, preocupémonos más de vivir lo mejor posible nuestro presente, que será lo que defina en gran parte nuestro futuro. Trata de cancelar los pensamientos u opiniones pesimistas cuando aparezcan.
No nos comparemos con los demás
Medirnos con los demás y permitir que sus opiniones prevalezcan sobre las nuestras es un claro signo de una deficiente autoestima. Nadie es perfecto, eso es seguro. Y cada uno tiene sus circunstancias y su momento para vivir o hacer las cosas. No permitas que querer igualar o agradar nadie te condicione.
No limitemos nuestras creencias
Muchas veces estas son heredadas y castrantes, adquiridas desde nuestra más tierna infancia.
Aprendamos a escuchar nuestra propia voz a la hora de tomar decisiones tan importantes como la de enamorarnos, vestirnos o a qué profesión dedicarnos.
Hay muchas realidades y formas de vivir, no solo las que nos han inculcado.
Lo que para una persona es horrible o poco adecuado para otra puede ser hermoso y maravilloso, cada persona es un mundo.
Respetemos nuestras necesidades
No seamos demasiado duros con nosotros mismos. La autoexigencia no es negativa si nace de la satisfacción por lo que hemos conseguido pero puede ser nefasta si nos enfocamos en lo que no hemos logrado, esto es negativo y nos esclaviza. La clave está en construir una vida placentera en función de unos valores y principios reales.
No es necesario ser ambiciosos o inconformes por sistema, se puede necesitar mucho o muy poco para ser feliz.
Liberémonos de la culpa
No podemos estar sintiéndonos culpables todo el tiempo por cosas como no estar pendientes de los amigos, por trabajar demasiado, por no cuidarse lo suficiente.
Tampoco vivir intentando agradar a todo el mundo porque, consciente o inconscientemente, vamos a estar esperando reciprocidad por parte de la otra persona y eso muchas veces no es así y nos genera frustración.
No confundamos el ser responsables y comprometidos con fijarnos metas inalcanzables que merman nuestra seguridad.
No es un camino fácil pero poniendo lo mejor de nuestra parte seguro que pronto empezamos a ver cambios en nuestra vida y en nuestra relación con los demás. Merece la pena.