De acuerdo a la Media Luna Roja, 61 palestinos resultaron heridos este domingo por parte de la policía israelí tras haber finalizado los rezos de la comunidad musulmana en el marco de las celebraciones del Eid Al-Adha.

15 palestinos tuvieron que ser trasladados a hospitales de la zona luego del enfrentamiento, según la organización equivalente a la Cruz Roja.

Los enfrentamientos iniciaron luego de que las fuerzas de seguridad del Estado colonialista de Israel intentaran dejar ingresar a un grupo de judíos a la mezquita de Al-Aqsa para que rezaran con motivos de su fiesta Tisha B’av, la cual ha coincidido con la celebración musulmana y que, típicamente, atrae a la comunidad judía a la ciudad sagrada.

No obstante, un grupo de palestinos se reunieron frente a las puertas de su templo y gritaron cánticos que decían: “Con nuestra alma y sangre, te redimiremos, Al-Aqsa”, a lo que las fuerzas policiales respondieron con gas lacrimógeno, perdigones y granadas de sonido.

“Lo que ha ocurrido es que, después de que acabaran las oraciones de los musulmanes, estos se quedaron en el lugar para impedir que entrasen los judíos. Así que la policía difundió información falsa diciendo que se cerraba el Monte del Templo, para que se fueran los musulmanes y, cuando se marcharon, dejaron entrar a los judíos”, explicó Yehuda Glik, exdiputado por el partido de ultraderecha Likud, defensor del derecho a los judíos para rezar en Al-Aqsa.

Según un acuerdo por parte de la comunidad musulmana e Israel, los judíos y otras comunidades no-islámicas tienen prohibido hacer uso de las mezquitas para sus oraciones, con el fin de evitar la violencia en los alrededores del complejo.

No obstante, los nacionalistas judíos de Israel han desafiado el acuerdo en los últimos años, cosa que los palestinos califican de provocación, pues temen que Israel intente ocupar su sitio sagrado.

Un periodista de Al Jazeera que se encontraba en los enfrentamientos explicó que existe un movimiento político grande del sector derechista de Israel que está buscando obtener más acceso a la zona y poder rezar ahí en el futuro.

Ali Abunimah, cofundador de Electronic Intifada, le dijo a Al Jazeera, por su parte, que la violencia pudo haber sido prevenida por Israel si no hubieran buscado que “extremistas religiosos” ingresaran a Al-Aqsa durante las celebraciones del Eid Al-Adha.

Abunimah agregó que cuando se celebran las fiestas judías, Israel bloquea completamente a Cisjornadia y la franja de Gaza para evitar que los palestinos se trasladen, entren a Jerusalén del Este o visiten sus templos sagrados, “supuestamente para proteger a los judíos durante sus fiestas religiosas”.

“Pero durante Eid Al-Adha, Israel ha hecho lo contrario, que es permitir el ingreso de extremistas a Al-Aqsa con el propósito de provocar a los musulmanes y opino que eso debería estar claro, porque estos no son adoradores judíos piadosos que quieren rezar en el sitio sagrado”.

“Estas son provocaciones organizadas por el Movimiento del Templo, el cual está financiado por Israel y cuyo propósito explícitamente fijado es la destrucción de la mezquita Al-Aqsa para reemplazarla por un templo judío”.

Jordania, país guardián del complejo y una de las únicas dos naciones árabes con un tratado de paz con Israel, condenó las “continuas violaciones” de Israel en el lugar.

El complejo de Al-Aqsa se encuentra en una zona de Jerusalén del Este, capital de Palestina ocupada por Israel desde la guerra del Medio Oriente de 1967 y que no ha recibido reconocimiento internacional.

Los israelíes ven a Jerusalén unificada como su capital. Sin embargo, el pueblo palestino defiende su soberanía sobre ese territorio y lo reclaman para la construcción de su futuro Estado.

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