El Mi 9T y el Mi 9T Pro “achacaban” su respectiva existencia al procesador, mientras que el simple tenía un chipset de la serie 700 de Qualcomm, el Pro apostaba por el alta gama del momento, un 845 que fue más que popular. Pero esta vez, el Xiaomi Mi 10T Pro se distancia con su hermano gemelo solo por el pack de cámaras, que si bien representa un upgrade fotográfico que da más juego a la hora de capturar momentos, tal vez no sea una especificación que el comprador estándar estas series especiales “T”, consideran a la hora de comprarlos.

No digo que sea un error, pero diferenciarlos SOLO por esa esquina, hace que la inversión sea replanteada una y otra vez, especialmente con las nuevas generaciones de POCO que definen nuevos paradigmas de la gama media. En números de ventas, este móvil ha quedado atrás, no por sus malas specs, sino por su relación calidad precio, que ha sido pisada por otros miembros de la familia.

Xiaomi Mi 10T Pro

Pero hablemos de lo que nos atañe. El super sensor firmado por Samsung HMX (obviamente no es el mismo que usan en el Samsung Galaxy S1 Ultra) de gran tamaño de 1/1.33” con 108 MP propone una herramienta de creatividad muy versátil. Su apertura de F1/1.69 permite una de las capturas de luz profesional más acertadas del mercado. En diversos reviews han alabado el trabajo final y la capacidad de procesamiento de fotos por parte de MIUI 12.5, que permite tener imágenes con “Super Pixeles 4 en 1” para hacerles un terrible zoom y obtener mucho detalle al acercarse.

Zoom que por cierto puede acercarse hasta los 30X, complementado con OIS nativa. Los sensores acompañantes son los mismos que en en el Xiaomi Mi 10T “sin pro”, es decir, un UGA de 13 MP con visión de 123° y un macro de 5 MP.

La cámara para selfies se queda en 20 MP y se rescata de esta presentación, el trabajo que han hecho para reducir al máximo el Dot (agujero) en pantalla, lo que permite un mejor aprovechamiento de esta gran pantalla de 6.67” que ya es firma de la casa.

Por supuesto que hay que saludar las tecnologías del panel que, a pesar de no ser AMOLED (y que pudo ser AMOLED para justificar un poco más el PRO que lleva de apellido) cumple con el hype gamer de moda, al ofrecer 144 Hz con Adaptive Sync que, además de ofrecer un mejor rendimiento de la batería, promete una experiencia siempre fluida, de la mano del Snapdragon 865 y esos 8 GB de RAM LPDDR5 y memoria de 256 GB UFS 3.1 que hacen que sea una máquina vigente por un par de años.

Si lo encuentras alrededor de los 400 euros, si, puede ser una opción considerable, especialmente en este 2021 tan competido para la gama media, en la que hasta Samsung y Motorola participa con opciones para el mercado emergentes un poco más dignas que las generaciones anteriores. Si no, por favor sigue de largo a ver móviles como el POCO F3 o un buen OnePlus Nord.

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