No se trata de algo para subestimar. Independientemente de tu contexto social previo y durante la cuarentena, el inicio de una nueva etapa siempre genera ansiedad y muchas expectativas.

La capacidad adaptativa humana se basa en su capacidad de transformación de sus condiciones materiales más próximas. No fue así con la cuarentena, donde te arrebaton  “el suelo” que confortaba ese equilibrio. Entendiste que eres susceptible.

Eres un ser adaptado y adapatador

Seguramente, en etapa tuviste que construir una dinámica distinta y aferrarte a ritos nuevos. Aun así, este trayecto fue diferente para todos.

En tal sentido, si tomas como punto de partida los escenarios más comunes, es muy probable que inventaras nuevas rutinas y formas nuevas de interactuar, relacionarte y convivir con tu pareja hijos y familiares. Además, de analizar cuán sustentable es tu trabajo actual en términos de rentabilidad, salud y calidad de vida.

También adquiriste conocimiento útil (historias, experiencias, oficios y técnicas) y aprendiste a sentirte cómodo con el disfrute de los momentos de ocio que no habías tenido en mucho tiempo.

Ahora, en otras circunstancias, algunas personas y familias no tuvieron una historia tan feliz y su situación compleja no les permitió hacer uso satisfactorio de este lapso. Pareciese que estas son las personas que más anhelan “volver” a su vida normal.

Lo cierto es que, en ambos casos, la sensación de que algo pudo haber cambiado y no estar a la altura, no estar en la misma vibra o no sentirse capaz de salir del, recién descubierto, nicho de comodidad, te puede generar mucha ansiedad en este momento en que, en muchos países, se está levantando gradualmente las medidas de cuarentena.

Te comprendemos, no es algo imaginario, no estás loco, no eres malo o moralmente cuestionable. Sólo estás pasando por el síndrome de post-cuarentena.

Muchas personas de otras generaciones y otras partes del mundo han pasado por esto en los distintos periodos de crisis. Debemos agregar que esta experiencia, a pesar de los daños, tiende conllevar al progreso.

¿El Mundo cambió?

Si, el pensamiento de muchas personas cambió por las razones antes expuestas. Pero es posible que no lo entiendas con claridad en este momento ni estás en la obligación de hacerlo.

La reflexión no debe ser producto de la presión social; este ejercicio desde un enfoque de lo políticamente correcto no genera frutos. Es decir, no te sientas obligado a decir que algo cambio si aún no lo identificas o lo asimilas así.

Pero no significa que no puedas hacerte algunas preguntas, como: ¿es posible que las cosas puedan hacerse de otra forma en tu casa y trabajo para que seas más útil y feliz? Si eres empresario ¿es posible que puedas impulsar una dinámica más económica y sustentable con tus trabajadores? ¿el trabajo lo es todo? ¿qué puedes hacer o dejar de hacer para que esto no se repita?

Estas reflexiones te llevarán unos meses en ser respondidas y años para ser aceptadas, dado a que las dinámicas productivas y económicas del mundo no siempre apuestan a un cambio ni a la sustentabilidad.

¿Qué puedes hacer?

Retoma el contacto con tus familiares y amigos y habla sobre cómo te sientes, actualízate sobre los últimos acontecimientos, pon en marcha nuevos proyectos de emprendimiento empresarial, ejercítate y planifica un viaje a sitios que siempre hayas querido visitar.

Entiende que esto no es un recetario, es un mecanismo hacia al auto-conocimiento y la construcción de un modo de vida que, necesariamente, incluye lo que descubriste en este tiempo de reflexión.

Sólo así valdrá la pena lo vivido. Solamente así se cambia el mundo. Sólo así serás feliz.

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