El presidente de Rusia, Vladímir Putin, apeló el pasado jueves en Sochi a “evitar vacíos de poder en Siria” y, a “no permitir la fragmentación del país”. Esto lo expresó tras la cuarta cumbre con sus colegas de Turquía e Irán, Recep Tayyip Erdogan y Hassan Rohaní.
Los tres mandatarios le insistieron a Washington que debe cumplir su promesa de retirar sus tropas de Siria.
“Todos aquí consideramos que el cumplimiento de los planes de EE.UU. sería un paso positivo que ayudaría a estabilizar la situación en esa parte de Siria. Allí el control del Gobierno legítimo debe ser restaurado”, aseveró Putin durante la rueda de prensa conjunta. Sin embargo, también admitió que por ahora no ven esa retirada sobre el terreno de las fuerzas estadounidenses de una zona que debe ser transferida a Siria.
Vladímir Putin/Foto: EFE
Por su parte, Erdogan concordó en que es necesario evitar huecos descontrolados, no obstante, mencionó que en su mente ronda la idea de que sean sus tropas las que se establezcan a lo largo de la frontera con Siria, frontera que, según él, tiene una longitud de casi 900 kilómetros.
“La decisión del presidente Trump tendrá un gran impacto. La retirada no debería llevar a un vacío de poder o al dominio de las milicias de los kurdos sirios del YPG”, denunció el presidente turco. Asimismo, reiteró que “Turquía no permitirá la creación de un pasillo terrorista en sus fronteras meridionales”.
Pero no queda allí, Erdogan solicitó a este respecto el apoyo de Moscú y Teherán y reiteró la necesidad de crear la “zona de seguridad”, que exigió ya en su encuentro con Putin del pasado 23 de enero en Moscú. Eso sí, “respetando la integridad territorial de Siria”.
Otros temas tratados en la cumbre
El otro tema tratado ayer en la cumbre fue el de Idlib, la única región Siria de importancia en manos de fuerzas insurgentes. Al respecto, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, afirmó que el grupo Tahrir al Sham, HTS, (antiguo Frente al Nusra) «prácticamente ha triplicado el territorio bajo su control».
El portal de ABC informó que Moscú y Ankara acordaron en septiembre del año pasado el establecimiento de una zona desmilitarizada con la retirada escalonada de las milicias beligerantes y el material pesado, pero los términos del pacto no terminan de implementarse y la actividad de estos grupos va en aumento.
Ahora bien, los tres presidentes convinieron que hacen falta tomar “medidas adicionales”, según lo expresado por Putin, para poder estabilizar la situación en esa provincia. El problema es que en Moscú creen que Turquía apoya a algunas de las formaciones rebeldes que luchan contra el Ejército de Assad.