La mítica actriz, de 102 años, descontenta con la imagen que daban de ella en esta serie producida en 2017, demandó a sus responsables. Ahora se ha sabido que esa demanda no prosperó.

Olivia de Havilland ya estaba acostumbrada a litigar contra lo que considera injusto, de hecho, fue una de las primeras actrices en denunciar las abusivas condiciones laborales a las que eran sometidos los actores de Hollywood en esa época.

Amiga de ambas partes

La serie «Feud: Bette y Joan», creada por Rhyan Murphy para FX, tuvo 8 episodios y narraba la legendaria rivalidad entre dos pesos pesados del Hollywood de la época dorada: Bette Davis y Joan Crawford.

Olivia de Havilland era muy buena amiga de las dos y, evidentemente, al haber compartido tanto con ellas, tenía que estar presente en la recreación de la historia. El papel de la actriz fue interpretado por Catherine Zeta-Jones y lo que allí se plasmó no fue del agrado de De Havilland.

Ella jamás habría dicho eso

Una de las cosas que más molestó a la veterana actriz fue que pusieron en su boca cosas que ella jamás habría dicho, como cuando en una escena el personaje de Olivia de Havilland se refería a su hermana, la también actriz Joan Fontaine, como «la perra de mi hermana». Olivia, escandalizada, alegó que poner en su boca semejante expresión atentaba totalmente contra su reputación de clase, amabilidad y buenos modales.

Tampoco le gustó que la dejasen como alguien constantemente metida en chismes, cuando ella ha huido siempre de esas cosas, tratando de ser lo más discreta posible con su vida y con la de los demás.

Cuando puso su primera demanda a la serie, en 2017, la actriz declaró que le ofendió profundamente que, siendo ella una de las pocas supervivientes de esa época dorada, nadie le hubiese consultado sobre lo que realmente pasó.

La demanda acusaba a Rhyan Murphy Productions y FX  de enriquecimiento injusto e invasión de la privacidad, entre otros delitos, además pedía que se prohibiera permanente la utilización de la imagen de la actriz.

Ya en marzo de 2018, la Corte de Apelaciones del Segundo Distrito de California dio la razón a los demandados por considerar que en este caso prevalece la Primera Enmienda de la Constitución, que protege la libertad de expresión, por encima de lo que la actriz reclamaba.

El fallo señaló que en estas obras vivas la persona que se representa no es poseedora de los derechos sobre lo que sucedió y tampoco tiene derecho a vetar, desaprobar o controlar la representación de personas reales hecha por el creador.

Olivia, como última instancia, llevó el caso al tribunal supremo de EEUU que, según acaba de conocerse, se ha negado a escucharla, dando la razón a FX y a Rhyan Murphy Productions.

 

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