Días atrás Netflix lanzó la segunda temporada de una de sus series más exitosas “Lupin”. Por ello nosotros vamos a repasar las virtudes y los defectos de esta nueva entrega en la que se siguen viendo las aventuras de Assane Diop.

Todo lo que funciona en Lupin

Lupin sin duda alguna es una oda al escapismo, siendo su objetivo principal el que el espectador pase un gran momento viendo las aventuras que vive el protagonista. Por lo que en la primera temporada existió algo de desconexión en los capítulos respecto a la historia principal, buscando que los espectadores se centraran más en el personaje y le agarraran cariño.

Lo cierto es que el nivel de puesta en escena no se ha llegado nuevamente al que se observó en el primer episodio. Pero la serie ha optado por seguir la solvencia y salvar las distancias y coquetear con el estilo de Aldred Hitchcock en el capítulo que cierra la parte 2.

La segunda temporada dio más espacio al resto de personajes que acompañan a Assane Diop, ya sean aliados o enemigos. Consiguiendo la serie de esta manera algo más de entidad y da riqueza en cuanto a lo narrativo.

Además, todo se encuentra más orientado a la venganza en contra de Pellegrini, puesto que al finalizar la segunda parte se ve un desenlace más definitivo que el anterior. Lo que ayuda a que el suspenso tenga mayor presencia y el espectador sienta el peligro al que se enfrenta constantemente el protagonista.

Lo que no funciona en la serie

Lupin es una serie que en ningún momento ha ocultado lo tramposa que puede ser, y de ahí es que depende mucho la recepción y hace que el espectador se sienta excluido a resolver situaciones peligrosas basándose en la inteligencia que tiene el protagonista.

Situación que se acumula hasta esta segunda temporada y que puede causar que muchos observadores no se crean las situaciones que suceden y por ende se desconecten completamente de la trama que están viendo.

En opinión personal, lo más molesto es la resolución del secuestro de Raoul, ya que se cree que es lo que le va a dar un giro a la serie con términos dramáticos por su muerte, que posteriormente se echan hacia tras. Lo que hace que se desluzca la sensación de peligro experimentada antes y refuerza la sensación de que siempre toda va a salir bien y no es la idea.

La necesidad de querer equilibrar la ingenuidad con lo inverosímil sigue siendo la flaqueza de la serie, ya que aquí no se duda en hacer los sacrificios que sean necesarios y luego los limita. Quizá si se ambienta a 100 años antes sería más sencillo pasar estas cosas por alto.

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