María Estuardo y la Gran Armada
En los dominios del rey Felipe II no se ponía el Sol, o eso decía su padre el Emperador Carlos V, pero el catolicismo, los tercios de Flandes y los corsarios del Caribe, le daban más de un dolor de cabeza en su retiro en el monasterio de San Lorenzo de El Escorial.
Los ingleses, como si de monos capuchinos se tratase, nos siguen metiendo en el dedo en el ojo con lo de la invasión de su isla. Presumen que gracias a su astucia y pericia, y con sólo una pequeña flota, y sus brulotes, barcos cargados de explosivos, nos hicieron poner remos en polvorosa de vuelta a España. Sí, la verdad es que en 1588 nos dieron sopas con honda.
Para acabar con sus dolores de cabeza, Felipe II necesitaba recuperar el trono inglés, del que había sido titular al contraer nupcias con María Estuardo de Escocia, hija de Enrique VIII y católica, pero su hermana Isabel I, protestante, ordenó su decapitación la fría mañana del 18 de febrero de 1588.
Para derrocar a la nueva reina, Felipe ordenó armar la Grande y Felicísima Armada, la «Empresa de Inglaterra», una flota de 130 naves que navegó como un bosque flotante hacia la isla británica confiando su mando del noble de más alto rango, el Duque de Medina Sidonia, inexperto navegante y que, según se decía, se mareaba en una barca de recreo.
La pericia del pirata Drake, al mando de la flota inglesa y las inclemencias meteorológicas en el Canal de La Mancha empujaron a la flota española hacia las acantiladas costas irlandesas y después, emboscados en Calais, a modo de torpedos nos reventaron con sus brulotes. “No envié mis barcos a luchar contra los elementos”, se lamentaba el rey español.
Los ingleses, sorprendidos por la tenaz resistencia española, pensarón que, después de todo, sí que parecían invencibles, por lo que bautizaron a la flota como la Armada Invencible.
Mucha madera para la Armada Invencible
Tamaña flota necesitaba ingente cantidad de madera. Tal vez oyó alguna vez eso de que una ardilla podía atravesar la Península Ibérica sin tocar el suelo. Para armar las 37 nuevas naves talaron los bosques de la laderas montañosas de la cuenca fluvial del Ebro, el río español más caudaloso. Tal deforestación dejó los suelos expuestos a la erosión, que fueron arrastrados y trasportados por el curso fluvial hasta su desembocadura, en el Mar Mediterráneo, donde se acumularon formando el Delta del Ebro.
A la postre originó un nuevo ecosistema de rica biodiversidad y aprovechamiento económico, que penetra 22 kilómetros en el mar y se extiende 320 kilómetros cuadrados. Hoy es el Parque Natural del Delta del Ebro, humedal de importancia internacional para la protección de las aves acuáticas por el Convenio Ramsar y, por su desarrollo sostenible, Reserva de la Biosfera.
Las patatas de la Gran Armada origen del Rock and Roll.
Y es que no hay mal que por bien no venga. Quizá piensen lo mismo los rockeros. Según la tradición, los soldados españoles se alimentaban de un tubérculo originario de las américas que, desde los Galeones hundidos flotaban hasta las costas irlandesas. Un maná para los campesinos que no sacaban rendimiento a su suelos pedregosos, e hicieron del cultivo de la patata su monopolio alimenticio.
A mediados del siglo XIX un parásito atacó el tubérculo provocando la «Gran hambruna de la patata» que obligó a dos quintas partes de los irlandeses a emigrar a Estados Unidos, ¿recuerdan Gangs of New York? …, a donde arribaron con una música rítmica y alegre que contribuyó al nacimiento del «Rock and Roll». Antigua expresión de los marineros ingleses que llamaban “rock” al vaivén y “roll” al balanceo de los barcos en la mar encrespada.
La expresión Rock and Roll fue usada por primera vez y popularizada por el locutor radiofónico Alan freed para describir la música de difundía, y se incluyó en 1950 en la publicidad la película Wabash Avenue, protagonizada por Betty Grable en la que se decía que ella era “la primera dama del rock and roll”.
El efecto mariposa de la Gran Armada
Efecto mariposa: La decapitación de María Estuardo precipitó los planes de Felipe II de invadir Inglaterra con su Armada Invencible, cuya construcción provocó una deforestación que dió origen al Delta del Ebro. Desde los barcos hundidos frente a la costa irlandesa arribó un maná para los campesinos en forma de patata, que convirtieron en su principal alimento. Un parásito provocó una hambruna que les obligó a emigrar a Estados Unidos, llevando consigo sus ritmos musicales que contribuyeron al nacimiento del Rock and Roll. Caprichos del destino…,¿lo cree?
Nada ocurre en vano. Aristóteles ya nos explicaba que las cosas no pasan por casualidad, todo efecto tiene una causa que lo origina. Los maestros chinos, más poéticos, pensaban lo mismo. Si nos dijeran qué tiene que ver María Estuardo con Bill Haley, Elvis o Chuck Berry, o sus nupcias con Felipe II y una parada nupcial de flamencos en el delta del Ebro, quizás pensaríamos… ¿Qué?