El emperador japonés Naruhito ascendió formalmente al trono de crisantemo este martes en una ceremonia que evoca siglos de tradición que datan de hace 2.000 años.
Aunque el nuevo Emperador, de 59 años de edad, ya asumió su papel luego de la abdicación de su padre, el ex Emperador Akihito, el 1 de mayo, la importancia de la Sokui no Rei (Ceremonia de Adhesión) es tal que la realeza incluye al Príncipe Carlos de Gran Bretaña, el Rey Felipe de España VI y la Reina Letizia y el Príncipe Alberto de Mónaco estarán entre los líderes mundiales y dignatarios que representarán a más de 170 naciones presentes.
Akihito, de 85 años de edad, anunció oficialmente su plan de retirarse debido a razones de salud en diciembre de 2017, marcando la primera abdicación del país en 200 años.
Ocurriendo en el espacio más exclusivo del Palacio Imperial, la ceremonia del martes empleó dos de los tesoros sagrados de la nación e involucró varias etapas.
Naruhito, vestido con túnicas naranjas oscuras tradicionales, montó un trono (el takamikura) en un estrado, contenido dentro de un pabellón con dosel de 21 pies de altura, de forma octogonal y con dosel que se ha construido dentro del Salón del Pino. Allí, dos de los Tres Tesoros Sagrados, la espada y la joya, se colocaron a su lado.
Los Tres Tesoros Sagrados, que constituyen la prueba del reclamo legítimo del emperador al Trono del Crisantemo, son las insignias reales esenciales de la nación. La primera reliquia, la espada Kusanagi no Tsurugi, es en realidad una réplica de una que se cree que está en el santuario de Atsuta en Nagoya. Según la leyenda, un dios de la guerra se lo dio al primer emperador japonés Jinmu. La joya Yasakani no Magatama no tiene otra identificación y se ha mantenido en un pedestal durante siglos.
Nadie, incluido el Emperador, puede mirar ninguno de estos descubiertos.
La tercera y más fascinante reliquia, el espejo sagrado, está ausente de la ceremonia. La leyenda dice que Yata no Kagami tiene el alma de la Diosa del Sol Amaterasu. Nunca retirado de su lugar en el santuario sintoísta más alto de Japón, cerca de Ise, donde fue llevado hace 1.500 años, el papel del espejo está simbolizado por una oración en las ceremonias.
Alrededor de 2.000 invitados fueron testigos de una gran procesión en el patio de espadachines, arqueros, tambores y gongistas y exhibiciones de banderas antes de que las cortinas fueran arrojadas de vuelta al takamikura y Naruhito comenzara a hablar.
Una fiesta de jardín por la tarde organizada por la pareja real y cuatro banquetes de palacio están incluidos dentro del calendario de ceremonias.
En honor a la entronización formal, se hará una fiesta y una amnistía general. Aproximadamente 500.000 ciudadanos condenados por delitos menores serán perdonados, las multas serán perdonadas y en ciertos casos, las restricciones legales serán eliminadas de sus registros.
