Aitor, el niño fallecido, estaba a punto de cumplir 4 años y acudió ese domingo a la cacería, como había hecho muchas veces desde que tenía 2 años.
Llevaba ropa de camuflaje, botas y una pistola de juguete; les hizo tanta gracia a los allí presentes que quisieron inmortalizarlo en varias fotografías. Nadie podía imaginar que solamente le quedaban unos minutos de vida.
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Ese día, él y su familia se habían levantado temprano, ya que tenían de conducir desde Écija, lugar donde residen, hasta la finca La lapa, situada en Guillena (Sevilla).
Cuando la cacería comenzó, el niño se quedó con su padre, su abuelo, que tenía asignado el puesto de caza, y el hermano de este.
Hacia las 11 de la mañana, mientras Aitor observaba todo el movimiento de los cazadores desde un banquito, empezaron a escucharse disparos y, según el testimonio de varios testigos, un proyectil impactó contra la cabeza del pequeño, que cayó al suelo, medio muerto.
Nada pudieron hacer por salvarlo. Luís Antonio, el autor del disparo, estaba a 100 metros del niño.
Había pagado unos 300 Euros por estar en la cacería, a la que acudió acompañado de un amigo.
Activo militante de Podemos
Ya han pasado varios días desde que enterraron al niño. El abogado de Luis Antonio ha declarado que su cliente está hundido; en tratamiento psicológico y sintiéndose terriblemente culpable.
El nombre completo del autor del disparo es Luis Antonio Gasparini, tiene 60 años y es de origen italiano, pero de nacionalidad argentina.
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Ya hace varios años que vive en Andalucía, en el Puerto de Santa María (Cádiz), donde es un conocido arquitecto y activo militante de Podemos, un partido político que paradójicamente aboga por suprimir la práctica de la caza.
El juez ha decretado su puesta en libertad sin fianza y con cargos; además, le ha retirado el permiso de armas y las municiones, le ha prohibido cazar y tiene que estar disponible para cuando se le reclame.
Rosario Serrano, abogada de la familia del niño fallecido, ha declarado que Luís Antonio no se acercó al niño para auxiliarlo; según el testimonio de los testigos, a pesar de saber lo que había hecho, se dio media vuelta y se fue.
«No merece volver a cazar»
Sin embargo, Luis Antonio ha declarado lo contrario ante el tribunal, ha dicho que él ni siquiera sabía que había un niño allí y que desconocía la ubicación de los puestos.
El padre de Aitor contradice esta declaración, según él, todo el mundo sabía que el pequeño se encontraba allí. Para él lo ocurrido fue una imprudencia total, opina que Gasparini no merece volver a cazar en la vida.
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La familia del menor se ha personado como acusación particular y baraja la posible imputación de un delito de omisión de socorro.
La Federación Andaluza de la Caza también se ha pronunciado sobre lo ocurrido y duda de que José Antonio fuese realmente un cazador experimentado, ya que cometió varios errores «imperdonables e inexplicables». El más grave, disparar sin identificar primero la pieza.
